sábado, 28 de diciembre de 2013

ETERNO YUSEF LATEEF


                          9 de octubre de 1920 - 23 de diciembre de 2013


martes, 26 de noviembre de 2013

IT IS FINISHED


El 15 de septiembre de 1963 cuatro niñas negras mueren como consecuencia de la deflagración de una bomba en una iglesia de Birmingham; lejos de Alabama, Andy Stroud, marido de Nina Simone, entra en el garaje de la casa donde encuentra a su mujer, a la que no ha visto en todo el día, tirada en el suelo y rodeada de cacharros: "¿Se puede saber qué estás haciendo?", pregunta; la respuesta: "¡Fabricarme un fusil!". Diez años después, ese camino de ira y fuego, salpicado a su vez de traiciones y decepción (buena parte de aquellos que la acompañaron en la lucha por los derechos civiles si no han sido asesinados están recluídos o directamente han abandonado), encuentra su último mojón en un disco en directo registrado en el Philharmonic de Nueva York. Vívida denuncia de los males que asolan al gueto, "The Pusher" se hermana con Curtis Mayfield y Stevie Wonder, ejerciendo de apertura sin concesiones. Por el contrario, "Com' by H'yere Good Lord" es un tema góspel cuyo minimalismo no hace sino acentuar la carga espiritual que encierra. El siguiente corte, "Funkier Than A Mosquito's Tweeter", haciendo honor a su título es un poderoso ejercicio de funk tribal que gravita en torno a una base de marcado carácter polirrítmico. Bella, contenida y por momentos rota, "Mr. Bojangles" nos conduce a una nueva revisión de "I Want A Little Sugar In My Bowl", la animalidad apenas contenida que muestra Nina Simone en la portada del álbum se transforma en lascivia cuando encara este clásico blues ("Bessie Smith, you know", le oímos decir) jugando más que nunca con la ambigüedad del texto. Cerca del final, la hipnótica "Dambala", le permitirá ejercer, con el acompañamiento de un sitar, el papel de sacerdotisa africana. A estas alturas del recital, la diva, en posesión absoluta de sus poderes, vuelve a fagocitar un tema ajeno y a borrar de la faz de la tierra el recuerdo de cualquier versión anterior o posterior, la víctima: "Let It Be Me". Una nueva incursión en el africanismo, la ritual "Obeah Woman", sirve para que Nina Simone diga adiós mientras lo atávico inunda el escenario: "se acabó"; así se despidió y así lo cumplió, con las maletas llenas de resignación y derrota (publicado en 1974, It Is Finished será el último título con su nombre en la cubierta que verá la luz en esa década) emprenderá un autoimpuesto exilio en Liberia.



    

viernes, 1 de noviembre de 2013

SKYNYRD'S FIRST

"Now Muscle Shoals has got the Swampers
And they've been known to pick a song or two
Lord they get me off so much
They pick me up when I'm feeling blue
Now how about you?"
("Sweet Home Alabama")
 

Sin fisuras. Rotundo. Redondo. Perfecto. Calificativos más que apropiados para (Pronounced 'leh-'nérd 'skin-'nérd), uno de los mejores debuts discográficos de la historia. ¿Producto de la conjunción de los astros? Rotundamente no. ¿Del talento de la banda? Desde luego; pero también de la capacidad de trabajo de unos músicos (Allen Collins llevaba desde los 13 años tocando la guitarra en diferentes combos) curtidos tras innumerables conciertos en cualquier bar o club dispuesto a abrirles la puerta, en horas y horas de ensayos así como en diversas sesiones de estudio. Sesiones como las que llevarían a cabo en el 3614 de Jackson Highway, en Sheffield, Alabama, hogar del histórico Muscle Shoals Sound Studio. Puesto en pie por la antaño conocida como Muscle Shoals Sound Rhythm Section en 1969 sería el escenario donde, entre el verano de 1971 y 1972, Lynyrd Skynyrd grabarían el que podría haber sido su primer elepé. Uno de los propietarios, Jimmy Johnson, junto a Tim Smith serían los encargados de guiar a un grupo que no teme mostrar a las claras sus cartas: por un lado, unas guitarras, las de Allen Collins y Gary Rossington, deudoras de la facción más dura de la British Invasion (Cream, Free); por otra, una sensibilidad descarnada, pegada como pocas a la tierra. Será esa sensibilidad, la de un vocalista y letrista, Ronnie Van Zant, que jugará durante su corta carrera con los estereotipos del hombre del sur estadounidense, la que le reservará un lugar en el olimpo. Versiones originales de temas nacidos con vocación de clásicos como "Gimme Three Steps", "Simple Man" o una primigenia "Free Bird" con unos maravillosos coros en falsete del por aquel entonces batería Rickey Medlocke  (fundador de Blackfoot) nacerían a la vez que otras canciones ("Wino", la seminal "Was I Right Or Wrong", "Lend A Helpin' Hand",...) que no encontraron su lugar entre los surcos de los discos publicados en vida por el grupo aunque siete de esas canciones verían la luz de manera póstuma en 1978 bajo el epígrafe Skynyrd's First And... Last. Veinte años después, Skynyrd's First-The Complete Muscle Shoals Album, cerraría el círculo de una historia que tuvo su inicio en un lejano mes de junio de 1971...


viernes, 25 de octubre de 2013

FORCE IT


La llegada de un imberbe guitarrista teutón de nombre Michael Schenker al seno de UFO se tradujo en un disco -Phenomenon (1974)- cuyo sonido poco tenía que ver con el de sus dos obras pretéritas; los largos desarrollos instrumentales y las ambientaciones espaciales dejaban su lugar a la concisión de unas canciones marcadas a fuego por los riffs y las melodías del recién llegado. Pero si "Doctor Doctor" o "Rock Bottom" cambiaron el rumbo de una nave que había iniciado su singladura apenas un lustro antes su siguiente referencia -segundo álbum para la  discográfica Chrysalis- poco menos que hizo de tabula rasa en el devenir de la banda fundada por Pete Way y Phil Mogg. Aún con el bajista de Ten Year After Leo Lyons repitiendo tras los controles se elimina toda reminiscencia que pudiese quedar de ese pasado (por no quedar no quedará ni rastro del antiguo logo del grupo) y las canciones se enriquecen con la inclusión por primera vez de teclados así como de unos coros cada vez más trabajados, todo orientado a aumentar la efectividad de unos temas que, no por casualidad, convertirán a Force It (1975) en la base de la que se nutrirá el cancionero en directo de los ingleses a partir de su edición; de hecho, cinco de las nueve canciones que le dan forma serán el núcleo del repertorio presentado en el canónico directo Strangers In The Night (1979). "Out In The Street", "Shoot Shoot", "Let It Roll" "Mother Mary" lucirán como pocas en la fulgurante trayectoria de UFO durante la década de los 70. Unos años en los que, si de hard-rock hablamos, solo cierta banda irlandesa pudo superar la finura y elegancia con la que los autores de "Only You Can Rock Me" dignificaron el, a veces, tan denostado género.

       

viernes, 30 de agosto de 2013

SWEETHEART OF THE RODEO: 45° ANIVERSARIO

               "Cortaros el pelo!"
( Alguien entre el público del Grand Ole Opry)
Tal día como hoy, hace 45 años, se ponía a la venta el sexto disco de The Byrds. Sweetheart Of The Rodeo no fue el primer disco de country-rock de la historia pero estoy seguro que cada vez que vemos esas dos palabras juntas (o separadas por un guión) lo primero que se nos viene a la cabeza es la imagen de esa chica con sombrero vaquero y falda de flecos. También, seguro, nos asalta la imagen de ese señorito del Sur que respondía al nombre de Gram Parsons y que recalaría en la banda porque McGuinn buscaba un pianista. La influencia del autor de "Hickory Wind" en el giro que supuso este álbum es de todos conocida: escribió los dos únicos temas originales, propuso buena parte de las versiones que se incluyeron y puso la voz en varias de aquellas canciones pero Sweetheart Of The Rodeo no sería lo mismo sin el trabajo de Gary Usher en la producción, sin el piano honky-tonk de Earl P. Ball, la pedal-steel guitar de JayDee Maness o la guitarra eléctrica del gran Clarence White; aún menos, sin la enorme labor de Roger McGuinn y Chris Hillman, ya fuera encargándose del banjo y la mandolina, embelleciendo las canciones con sus armonías (enorme Hillman en la citada "Hickory Wind") y su labor en los arreglos de "I Am A Pilgrin" o "Pretty Boy Floyd".


La respuesta americana a los Beatles, los pioneros de la psicodelia, el space-rock o el raga, el grupo que hizo bailar a Bob Dylan,... cantos a la vida cristiana, corazones rotos ahogados en el fondo de una botella, almas condenadas a pudrirse entre los umbríos muros de una prisión, la conservadora Nashville en lugar de la hippie California... sin la perspectiva que nos da el tiempo es lógico que "los hijos de la Era de Acuario" se sintiesen, cuando menos, desconcertados,... es igual, la escena singer-songwriter de Laurel Canyon o la posterior hornada de bandas del llamado country alternativo tomarían buena nota...




martes, 20 de agosto de 2013

MIS 10 DE...


1) Talking Book (Stevie Wonder)
2) Stand! (Sly & The Family Stone)
3) Maggot Brain (Funkadelic)
4) Superfly (Curtis Mayfield)
5) The Payback (James Brown)
6) Shaft (Isaac Hayes)
7) The Meters (The Meters)
8) 1999 (Prince)
9) Mothership Connection (Parliament)
10) Gratitude (Earth, Wind & Fire)


miércoles, 14 de agosto de 2013

FIRE ON THE BAYOU


Si exceptuamos Memphis ninguna ciudad ha ejercido tanta influencia sobre la música norteamericana como Nueva Orleans. Cuna del jazz, estilo que echaría raíces en la llamada Crescent City a finales del siglo XIX, en la ciudad sureña se tenderían también los puentes (Dave Bartholomew, Fats Domino,... ) que el rhythm 'n' blues cruzaría en la década de los 50 para encontrarse transformado en aquel "invento del diablo" bautizado como rock 'n' roll. De África al Caribe, pasando por Francia o España, la cultura mestiza y vibrante de Nueva Orleans tenía que dar como resultado una música semejante. Leo Nocentelli (guitarra), Arthur "Art" Neville (órgano), George Porter Jr. (bajo) y Joseph "Zigaboo" Modeliste (batería), rodados como músicos de sesión en las producciones con las que Allen Toussaint definiría el "sonido NOLA" durante las décadas de los 60 y 70 debutarían bajo su propio nombre -y de la mano de su protector- con álbumes seminales como The Meters y Look-Ka Py Py. Grabados para el sello Josie, estos discos instrumentales, precisos como un metrónomo y tan profundos y calientes como el corazón de un volcán, son el ejemplo práctico de que -haciéndonos eco de sus propias palabras- los Meters tocaban y sonaban funky antes de que existiese el funk.


Abandonado el sello neoyorquino recalarían en Reprise Records para los que registrarán, entre otros, discos como el célebre Rejuvenation o el que hoy nos ocupa. Grabado en 1975 con el grupo convertido ya en quinteto tras la incorporación del hermano de Art Neville, Cyril, Fire On The Bayou afianzaba y, en nuestra opinión, sublimaba -pese a no contar con singles como "Hey Pocky-A-Way" o "People Say"- el giro ejecutado en esta nueva etapa, vuelta de tuerca donde los temas habían pasado a contar con sus voces lo que añadido a la incorporación de arreglos de viento ampliaba la paleta de sonidos de la que Mick Jagger calificaría como "the best motherfucking band in the world". De este modo, los casi ocho minutos del instrumental jazz de "Middle Of The Road" conviven con el R&B canicular de "Love Slip Upon Ya" de la misma forma en que lo harán las guitarras con wah-wah del tema homónimo con el dejo latino de "Mardi Gras Mambo"; mientras, temas como "Can You Do Without?" (¡escuchen esa sección rítmica!) rescatan el calor, el sudor y el groove de sus primeros elepés lo que hace aconsejar no pinchar Fire On The Bayou hasta que los termómetros no bajen de 25º o, en su defecto, se cuente con un cubo repleto de hielo a mano.

jueves, 1 de agosto de 2013

BORN AGAIN


"Cuando vi la portada, vomité", recordaría Ian Gillan, "luego escuché el disco y volví a vomitar". La estancia de Ronnie James Dio en Black Sabbath había dado su fruto en forma de dos grandes trabajos como eran (como son) Heaven & Hell y Mob Rules, insuflando una nueva vida a la banda con la llegada de la nueva década. Pero ésta, en medio de todo tipo de disputas y desavenencias, llegaba a su fin en 1982; una vez más, el grupo de Tony Iommi se encontraba sin vocalista. Tras barajarse nombres como los de David Coverdale el puesto acabaría recalando en la voz que hasta no hacía tanto se encontraba al frente de la Púrpura Profunda, viejo amigo de los de Birmingham. Aunque volvamos al principio, donde habíamos dejado al ex-Purple arrodillado en el cuarto de baño con la cabeza metida en el retrete. Sucede muy a menudo en el mundo del rock -y más en el del heavy metal-  que realidad y leyenda se confunden: la bizarra portada (ya en los anales del esperpento) se cuenta que ¡se presentó con la intención de que fuese rechazada!; ¿y esa producción?, fuera por obra y gracia del hombre tras los controles, Robin Black, del propio Geezer Butler -del que se dice que arruinó las mezclas actuando a espaldas de sus compañeros- o de ambos, lo cierto es que el sonido resultante es un sonido (en el sentido literal) metálico, excesivo y asfixiante. Aún así, aquí estamos, cuando se cumplen 30 años de la edición de Born Again, escribiendo sobre una obra que se mueve en todo momento entre lo sublime y lo ridículo; con un Gillan histérico cantando como si de un enajenado se tratase, lo que parece empujar a Tony Iommi a responder con algunos de los riffs más feroces de su carrera y como resultado: parte de la música más violenta y ominosa de los autores de Master Of Reality. Curiosamente, desde los grupos de la NWOBHM hasta bandas del metal más extremo, pasando por Guns N' Roses o Kurt Cobain han confesado su admiración por el disco. ¿Estamos entonces ante una oscura e insondable obra maestra?, ¿es Born Again por el contrario un engendro que nunca debió ver la luz del día?... la respuesta preferimos dejarla en manos del lector... en Long Black Limousine seguimos sin tenerlo claro...

lunes, 15 de julio de 2013

DIRTY MIND


Ese eslogan ya lejano de que "los 80 son de Prince" hoy puede sonar a lugar común -y es que 33 años son muchos- lo que no implica que sea una afirmación menos cierta. Como no es menos cierto que lo lleva a cabo desde una posición, cuando menos, singular: siendo capaz de epatar por igual a artistas como Miles Davis y a estrellas como Madonna; jugueteando con las fronteras entre lo masculino y lo femenino; con un imaginario donde sexo y religión se entremezclan en desconcertante síntesis; partiendo de la tradición (Sly Stone, George Clinton, Hendrix, James Brown...) para poner en pie un nuevo sonido: el sonido de su generación.

Pañoleta al cuello, gabardina abierta y lencería de mujer; así tomaría al asalto Prince Rogers Nelson la década de los 80 desde la portada de su tercer disco, álbum erigido en torno a un sonido más básico y crudo que posteriores propuestas. Con sus alusiones sexuales, su batería de ritmo mecánico, sintetizadores en primer plano y el uso del falsete, el tema que le da título prefigura (parte de) la fórmula que encumbrará al genio de Minneapolis. A esta apertura soñada le sigue "When You Were Mine", la cual, como si de un caramelo envenenado se tratara esconde una sucesión de reproches bajo su dulce y alegre envoltorio new wave. El pegajoso bajo de "Do It All Night" y su irresistible ritmo contrastan con la atemporal elegancia y la cadencia soul de "Gotta Broken Heart Again". La cara B se abre con "Uptown", corte que palpita al ritmo que marca el corazón de un paisaje urbano testigo de un encuentro nocturno donde se despliega un colchón de funk, disco y rock. En "Head" lascivia y funk van de la mano (¿no lo han ido siempre?) mientras que "Sister" es un vitamínico corte de rock & roll,  un polémico viaje a toda velocidad que nos conduce a "Partyup", hedonista y vibrante llamada a la revolución.

Si bien con entregas posteriores (1999, Sign O' The Times, Purple Rain...) la propuesta de Prince alcanzaría unas cotas tanto artísticas como comerciales al alcance de muy pocos Dirty Mind no debe subestimarse pues no solo es audaz y convincente, el disco con el que -desafiante- rompería barreras y prejuicios, sino que si no estamos ante su primera obra maestra poco le falta.

  


viernes, 28 de junio de 2013

MOTHERSHIP CONNECTION


 Uhmmm... ¿P-Funk?... hagamos un poco de historia; todo tiene comienzo a finales de los 50 cuando en su New Jersey natal George Clinton pone en pie un combo de doo-wop al que bautiza con el nombre de The Parliaments. Problemas legales en la siguiente década harán que pierda los derechos del nombre de su formación así que convence a los músicos que ejercían de acompañantes para poner en marcha una nueva aventura musical bautizada como Funkadelic con los que grabará para la discográfica de Detroit Westbound Records. Cuando al fin recupera los derechos perdidos de su banda primigenia -y ya como Parliament- firmará con ésta para Casablanca, sello del ínclito Neil Bogart. Ambas entidades tendrán algo más en común que a Clinton pues sus componentes militarán indistintamente en una u otra. Ha nacido el P-Funk.

Si hacemos caso a George Clinton, durante el transcurso de un viaje por el desierto junto a Bootsy Collins ambos fueron testigos de la aparición de un OVNI, encuentro que les inspiraría el concepto del que sería el próximo elepé de Parliament. Un par de años antes de la salida de Mothership Connection ya vimos a Herbie Hancock pilotando una nave espacial en la portada de Thrust pero no hay duda de que son Clinton y el ex-bajista de James Brown quienes llevaron el binomio funk/ciencia-ficción al límite. Y es que en el universo P-Funk había sitio para cualquier concepto (superhéroes del gueto, el Dr. Funkastein...), incluso para contarnos en forma de disco (uno de los cambios que traerá la irrupción de la música funk es el culto al formato de larga duración frente a la inmediatez del single) la llegada a la Tierra de los "Hermanos Extraterrestres". Los teclados espaciales de Bernie Worrell, el omnipresente bajo de Bootsy Collins o los arreglos de viento de Fred Wesley -con la inestimable partcipación de Maceo Parker- son los vehículos perfectos para las locuras de "Supergroovalisticprosifunkstication" y "Night Of The Thumpasorus Peoples" y para clásicos del género como "Give Up The Funk (Tear The Roof Off The Sucker)", "P.Funk (Wants To Get Funked Up)" o "Star Child" que elevarán el álbum a los primeros puestos de las listas de éxitos.


Convertido Mothership Connection en un disco clave del funk de los 70 Parliament da inicio a su gira más espectacular y mastodóntica (el histórico "P-Funk Earth Tour") donde cada noche abrirían el espectáculo con George Clinton descendiendo en pleno escenario desde el interior de la mismísima Mothership. Nave cuya estela seguirán desde Prince al mundo del hip-hop pasando por bandas como Primus, Fishbone o Red Hot Chili Peppers.

viernes, 14 de junio de 2013

STEREO/MONO

All Shook Down saldría a la calle en 1990 y aunque desde el primer momento sería considerado como el primer paso en la carrera en solitario de Paul Westerberg a la postre sería el último disco editado bajo el nombre de The Replacements. La trayectoria de la banda de Minneapolis llegaría a su fin unos meses después, en el verano de 1991; uno de los grupos más influyentes de la década de los 80 se autodestruía antes siquiera de -quién sabe- poder beneficiarse del éxito planetario de unas bandas que tanto le deberían a los autores de obras como Tim o Pleased To Meet Me. Frente a las estrellas mesiánicas, alimentadas del brillo constante de los focos, Paul Westerberg haría gala de un comportamiento y unas actitudes casi elusivas; a la fracasada estancia en una gran compañía como Capitol le seguiría una etapa de depresión de la que sale la por entonces nueva entrega discográfica, Stereo (2002). Una colección de temas compuestos en un periodo de dos años y registrados por el propio Westerberg en el sótano de su casa. Colección de canciones -en su mayor parte de basamento acústico- grabadas a medianoche y sin atisbo de producción, lo que no hace sino aumentar la crepuscular y noctámbula belleza de unas composiciones que echan sal a las heridas dejadas por el amor, el odio, la soledad o la incertidumbre.

Este primer disco tendría su contrapunto perfecto en un segundo; con el acompañamiento -éste sí- de una banda en toda regla y presentado bajo el seudónimo de Grandpaboy (su antiguo colega de andaduras, Tommy Stinson, se ocupa de las cuatro cuerdas bajo el de Zeke Pine) Mono ahondaba en su faceta más energética. Influencias de los Stones ("I'll Do Anything" -que se diría salida de las sesiones del Exile- o esa "Eyes Like Sparks" à la Keith Richards), algunos de los mejores temas power-pop de la década ("Silent Film Star", "2 Days 'Til Tomorrow"), todo imbuído por unas melodías 100% Replacements. Y es que mientras suenan (y resuenan en mi cabeza) temas ya sean de Stereo caso de "Baby Learns To Crawl" y "Only Lie Worth Telling" o de Mono como "High Times" -igual que antes clásicos pretéritos como "I Will Dare", "Here Comes A Regular", "Can't Hardly Wait" o "Sadly Beautiful"- no queda más que aseverar una vez más (¡y las que hagan falta!) la grandeza del legado de los Mats y del señor Paul Westerberg.



sábado, 8 de junio de 2013

GASOLINE ALLEY


Tonadas folk y rhythm and blues, viejos y nuevos números de rock 'n' roll, temas propios y ajenos; la fórmula ya era conocida cuando Rod Stewart presentó su segunda obra en solitario en 1970, de hecho, era la misma que la de su debut, An Old Raincoat Won't Ever Let You Down. Sin embargo es en este álbum donde esa fórmula, transmutada en alquimia, alcanzará la perfección; con una pléyade de músicos entre los que se encuentran sus compinches de los Faces (junto a los que debutará ese mismo año con First Step) el vocalista nacido en Londres da rienda suelta a esa vívida, espontánea y emocional forma de interpretar. Ya sea revisando el "It's All Over Now" de Bobby Womack -ejemplificando cómo deberá sonar el rock&roll durante esa década-, envolviendo de delicadas texturas acústicas "Only A Hobo" (una de las mejores incursiones en el cancionero dylaniano de todos los tiempos), tributando ahora a Elton John ("Country Comfort") ahora a Steve Marriott ("My Way Of Giving") o sonando a los "viejos" tiempos del Jeff Beck Group ("You're My Girl") una embriagadora euforia envuelve cada canción. Pero es la canción que le da título sobre la que gravita todo el disco; firmada por Rod Stewart y Ron Wood es ésta una composición que en nada tiene que envidiar a la icónica "Maggie May", una conmovedora mirada a unos tiempos de adolescencia ya muy lejanos que valdría por toda una carrera  sino fuera porque Gasoline Alley -el álbum- abría una trilogía que aún a día de hoy brilla con una fuerza inusitada pasados ya más de cuarenta años.

martes, 4 de junio de 2013

FAT ALBERT ROTUNDA


Registrado en los famosos estudios de Rudy Van Gelder en Nueva Jersey, Fat Albert Rotunda supuso el primer álbum de Herbie Hancock para Warner Bros. Records. Publicado en 1969 presentaba siete composiciones originales que nacen tras la petición de Bill Cosby para que el ya ex-pianista de Miles Davis pusiese música a la banda sonora de un nuevo especial para televisión del cómico afroamericano; siete temas propios que supondrán su primera inmersión en sonoridades funk -a las que no volvería hasta su millonario Head Hunters- y para los que contaría con la participación de Joe Henderson (saxo tenor y flauta), Johnny Coles (trompeta), Garnett Brown (trombón) y una base rítmica formada por Buster Williams y Tootie Heath, bajo y batería, respectivamente.

"Wiggle-Waggle" -algo así como "contoneo"- no podría tener un título más acertado pues eso es precisamente lo que provocan durante sus casi seis minutos de duración su infecciosa línea de bajo y el infatigable ritmo de la batería de Heath. El siguiente tema, "Fat Mama", transmite como pocos la alegría de unos músicos pasándoselo en grande, con el piano eléctrico de Hancock jugueteando continuamente con los riffs de la sección de metales. Y si hasta ahora el disco transitaba por una misma senda, "Tell Me A Bedtime Story" cambia el tono hacia una atmósfera relajada y ensoñadora, vehículo perfecto para que Joe Henderson pinte esa atmósfera con los colores que se derraman por las notas de su flauta. La cinemática "Oh! Oh! Here He Comes" nos vuelve a plantar en medio de una calle de Harlem por la que transitar hasta llegar a la única pista acústica del disco, un bellísimo cuento en forma de balada con nombre de mujer: "Jessica". Cierran el círculo, el tema homónimo y "Lil' Brother" que con su "funkadelica" guitarra (no acreditada) hacen de Fat Albert Rotunda carne de sampleo.

Si bien para su siguiente proyecto alrededor del bautizado como Mwandishi Sextet la música del autor de "Watermelon Man" mutaría en una propuesta tan compleja como críptica -aunque siempre estimulante-, el disco que hoy traemos no debería ser tenido en cuenta sólo por suponer la primera incursión eléctrica, vía Fender Rhodes, de Herbie Hancock sino por el deleite que implica asistir a semejante derroche de ritmo; y,  ¿no debería ser ese - el disfrute- el objetivo primordial de todo arte?


viernes, 17 de mayo de 2013

LA MUSA DEL 'JANGLE'

El Town Hall de Nueva York, 1963; la chica acude junto a sus amigos de Peter, Paul & Mary para contemplar la actuación de un tal Bob Dylan. La primera parte del concierto, basada en viejas canciones de blues, no la impresiona demasiado, desde pequeña su ecléctica dieta musical estuvo repleta de música gospel, blues y R&B, como corresponde a una ávida coleccionista de material de artistas como Bobby Blue Bland, Jimmy Reed o Ray Charles. Pero al dar comienzo la segunda parte algo cambia, "The Times They Are A-Changing", "With God On Our Side", "Masters Of War",... -esto es algo nuevo- piensa la chica, -tengo que conocerlo-. Tiempo después, con el acetato de "Tomorrow Is A Long Time" en las manos, desembarca en las oficinas de su discográfica -quiero grabar un álbum con canciones de este Dylan-, la respuesta: definitivamente NO.

Jackie DeShannon, nacida Sharon Lee Myers en Kentucky en 1944, llegó a este mundo con el veneno de la música en la sangre; así, desde mediados de la década de los 50 y bajo distintos nombres artísticos (Sherry Lee, Jackie Dee, Jackie Shannon) publica todo tipo de canciones, desde tonadas adolescentes a country hasta que una versión en clave rockabilly del tema "Buddy" -no hace falta decir dedicada a quién- llama la atención de todo un Eddie Cochran. Animada por él, en 1960, nuestra protagonista se traslada a California donde firmará un contrato como intérprete y compositora con el sello Liberty y su editora musical, Metric Music. Ya como Jackie DeShannon conoce en Los Ángeles a Sharon Sheeley, compositora como ella y, curiosamente, antigua prometida del propio Cochran; juntas inician una prolífica travesía como tándem compositivo que durará dos años y en la que podemos encontrar algunos de los mayores hits de Brenda Lee, así como de Rick Nelson o "La Reina Del Soul De Nueva Orleans" Irma Thomas.


Dado que Liberty no oculta que prefiere potenciar la faceta de escritora de Jackie ésta se dedica a registrar demos de sus canciones junto a una banda de estudio en la que encontramos gente como Billy Preston, Leon Russell, James Burton, Glen Campbell y Hal Blaine. De todas maneras, los singles a su nombre van llegando y de nuevo nos situamos en 1963. Hace unos meses que se han cruzado en su camino el productor Dick Gassler y un arreglista y compositor de nombre Jack Nitzsche; escrita a seis manos aunque -cosas del mundo del espectáculo- acreditada únicamente a éste y Sonny Bono grabará la maravillosa "Needles And Pins" que se convertirá en todo un Nº 1 en Inglaterra en la posterior versión de los Searchers (y rescatada la década siguiente por los Ramones). Si "Needles And Pins" se antoja una grabación seminal aún más lo será la de "When You Walk In The Room", original de la misma Jackie. Liberty se había negado a dar luz verde a su disco dylaniano pero Jackie había sido uno de los primeros artistas -hombre o mujer- en darse cuenta que el pop podía ser algo distinto y así, con el nuevo sonido que salía de ese particular rasgueo de las guitarras, se convertiría en pieza clave influyendo en la nueva hornada de grupos que estaban surgiendo a ambas orillas del Atlántico y asentando las bases para el nacimiento del llamado folk-rock.



En 1964 formará una nueva y efímera dupla compositora con otra joven promesa, Randy Newman, de la que saldrán canciones como "Hold Your Head High" y "She Don't Understand Him Like I Do". Y ese verano recibe la clase de oferta que no puedes rechazar, los Beatles la han elegido para que ejerza de telonera en su primer tour americano durante los meses de agosto y septiembre, gira para la que se llevará a Ry Cooder como mano derecha. Debido al éxito que The Searchers cosechan con las sucesivas versiones que han grabado de sus temas el nombre de Jackie DeShannon comienza a ser reverenciado en las Islas; volará entonces a Londres -con un puñado de nuevas composiciones bajo el brazo- para unas sesiones de grabación en las que contará con la participación de un incipiente músico de sesión de nombre Jimmy Page. Con el futuro Yardbird a la guitarra acústica graba joyas como "Don't Turn Your Back On Me" entablando una gran amistad (la leyenda cuenta que "Tangerine", del Led Zeppelin III, está dedicado a ella) que les lleva a componer juntos un puñado de temas mientras Marianne Faithfull asalta las listas tanto de Inglaterra como de EEUU con su recreación de "Come And Stay With Me".


De nuevo en casa Jackie consigue entrar por primera vez en el Top 10 de la mano de Burt Bacharach y Hal David gracias a esa brillante oda pop que es "What The World Needs Now Is Love".


A estas alturas es una presencia habitual en el ambiente de clubes de Los Ángeles donde ha tomado bajo su protección a una nueva banda que está dando que hablar desde los mismos escenarios de Sunset Strip. Es la primavera de 1965, los Byrds ejercerán de grupo de acompañamiento en la grabación del nuevo single de su máxima valedora, "Splendor In The Grass", y será el mánager del grupo de McGuinn y compañía, Jim Dickson, quien insista para que incluyan un tema suyo en su álbum debut en reconocimiento a ese apoyo. La inédita "Don't Doubt Yourself, Babe" pertenecía a un disco que corría entre los miembros de la industria discográfica y que recogía doce temas en forma de demos que DeShannon había registrado con el único acompañamiento de su guitarra.




Llegados a este momento -y en un alarde de personalidad e independencia- decide hacer un parón en su carrera para cumplir uno de sus sueños e ingresar en un instituto angelino donde cursará estudios de arte.

En 1967 el mundo de la música ha cambiado radicalmente pero esa niña que se había puesto por primera vez ante un micrófono con dos años y medio tiene ahora 23 y ha madurado como escritora e intérprete; grabará soul de la mano de Bobby Womack, dejará para la posteridad una cruda y sentida versión de "The Weight" y con su disco Laurel Canyon prefigura, con su mezcla de folk-rock y blue-eyed soul, el sonido soft-rock que marcará la Costa Oeste en los años venideros, convirtiendo, con temas como el homónimo "Laurel Canyon" o "Holly Would", ese enclave en un paisaje mítico adelantándose al Ladies Of The Canyon de Joni Mitchell.


Otros hicieron más ruido, aunque éste pronto se convirtiera en un vago rumor, pero el paso de Jackie DeShannon por la que algunos llaman "La Década Prodigiosa" merecería algo más que una acotación al margen puesto que su huella, decididamente indeleble, quedó firmemente marcada en el suelo para quien quisiera seguir su rastro.

viernes, 19 de abril de 2013

EL 'SOUTHERN SOUL' ESTÁ DE LUTO


Esta semana nos dejaba, a la edad de 76 años, el compositor e intérprete George Jackson. Nacido en Greenville, Mississippi pondría su pluma al servicio de gigantes del soul como Wilson Pickett, Clarence Carter o mi adorada Candi Staton (aunque de su talento también se servirían músicos como Bob Seger para el que escribiría, no lo olvidemos, ese himno titulado "Old Time Rock & Roll"). Y aunque las enciclopedias se centrarán en su carrera como songwriter desde aquí queremos poner en valor sus cualidades como cantante puesto que si bien no era una de esas voces forjadas al rojo vivo como las de Otis Redding o el propio Wicked Pickett sí estaba dotado de una finísima y elegante voz, la cual ponía al servicio de una innata capacidad interpretativa. 

Descansa en paz, George...



viernes, 12 de abril de 2013

PACIFIC OCEAN BLUE


Dennis Wilson, el batería de los Beach Boys, el surfista del grupo, el espíritu libre, el juerguista mujeriego que se bebería la vida en dos tragos; pero también el único que entendió a su hermano Brian, el amante de los niños y, para el que estuviera atento, el motor creativo detrás del maravilloso Sunflower -esa joya que responde al nombre de "Forever" lleva su firma- resultó ser el primer miembro del grupo californiano en entregar un disco en solitario. El año 1977 sería el elegido para alumbrar unas canciones que poco tenían que ver con "Surfin' USA" o "California Girls"; partiendo de los acordes y las melodías casi tímidas de su piano y tomando como base una voz quejumbrosa, rota, los doce temas de Pacific Ocean Blue (de la inicial "River Song" -de épicos y gozosos coros- a la elegíaca "End Of The Show") se ven azotados por interludios y arreglos ahora de cuerda, ahora de viento o por ominosas líneas de sintetizador que van dejando su huella en ellas -y de paso en nosotros- como la marea que deja su marca en la orilla de una playa.

Canciones con ecos de gospel, de blues y, por supuesto, de rock y pop californianos que cuentan con la rara capacidad de sonar tan antiguas como modernas (¿no daría su brazo derecho Jeff Tweedy por componer algo como "Thoughts Of You"?)  y que dejan al oyente con la inequívoca sensación que le han abierto la ventana a un doble paisaje: uno exterior salpicado de mansiones a pie de playa y colinas bajo las que ruge el oleaje del mar y, más importante, otro íntimo e interior, de cantos a la naturaleza, reproches y súplicas de un perdón quizás no merecido, una ventana que nos ha permitido atisbar los estertores de un amor vivido al límite. Vida y dolor, en definitiva gravitando en el universo de unas canciones diríase creadas con el vago recuerdo del último crepúsculo o con las primeras luces del día filtrándose entre los pliegues de una cortina que hasta ese instante nos ocultaba del mundo; quien sabe si la misma cortina que impediría ver la infinita belleza de Pacific Ocean Blue relegándolo a la injusta etiqueta de álbum "perdido" que ostentaría durante demasiado tiempo.


viernes, 5 de abril de 2013

FIRMADO: MANN & WEIL


No hay dos sin tres así que hoy es el turno de unos nuevos apellidos ilustres: Mann y Weil; otro matrimonio que al igual que los anteriores homenajeados entraría a formar parte del panteón de la música popular desde su cubículo en el Brill Building. Si las canciones de la pareja Goffin/King iban directas al corazón y las de Ellie Greenwich y Jeff Barry se dirigían a las entrañas (y a la cadera), las del binomio que formaron Barry Mann y Cynthia Weil -sofisticadas y atentas al comentario social- apelaban al cerebro del oyente.




martes, 2 de abril de 2013

FIRMADO: GREENWICH & BARRY


El hueco entre la explosión del rock en los 50 y la aparición ya en la década siguiente de artistas "totales" como Dylan, los Stones o The Beatles fue ocupado por una serie de combos femeninos que recogieron la pulsión adolescente que avivara la llama de ese primigenio rock 'n' roll para encender unas canciones llenas de tragedia, drama y pasión. Inolvidables girl groups como The Crystals, The Shangri-Las, The Ronettes o The Chiffons cuyos nombres irán eternamente entrelazados con los de los protagonistas de hoy, Ellie Greenwich y su marido Jeff Barry, otra pareja con un lugar privilegiado en el olimpo de los compositores... Joey Ramone me daría la razón!!!



viernes, 29 de marzo de 2013

martes, 5 de febrero de 2013

INGRESANDO EN EL 'CULTO DE LA ÖSTRA AZUL'

Recuerdo un recopilatorio de finales de los noventa dedicado a la nutrida escena escandinava de esos años -compuesto por material inédito de bandas como Gluecifer, The Nomads o Hellacopters- en cuya portada se veía la desordenada habitación de, se supone, un adolescente con las paredes llenas de carteles, flyers de conciertos y vinilos desparramados por el suelo caso del debut de los Stooges, el Raw Power, Kick Out The Jams y uno de Blue Öyster Cult (creo que de uno de sus álbumes en directo). También recuerdo leer el nombre de estos últimos en algún artículo asociado con el de los seminales Radio Birdman, citados como influencia de más de una banda de rock australiana proclive a la alta energía. Para alguien que de aquella ni siquiera había escuchado su archiconocido "Don't Fear The Reaper" y tenía la imagen de Blue Öyster Cult como, en el mejor de los casos, "unos Black Sabbath americanos" cuando no una banda de la segunda división del heavy-metal esas asociaciones me chocaban... hasta que me he podido sumergir, ya en 2013, en su homónimo primer disco.


Pero antes de seguir detengámonos un instante en la foto que ilustra la entrada; si me dicen que es el fotograma de una comedia británica de los 70 que parodiaba el mundo del rock me lo creo; y si me instan a que adivine la música que hace esa banda no sabría a ciencia cierta qué decir, Donald Roeser parece que se acaba de escapar del rodaje de Superfly, los hermanos Bouchard por el contrario lo han hecho del de Spinal Tap mientras que el vocalista Eric Bloom parece salido de la portada del Unleashed In The East de Judas Priest y Allen Lanier de la del Teenage Head de los Flamin' Groovies. Entonces le das al play y te das cuenta que el caso de Blue Öyster Cult es de aquellos en los que el resultado es mucho más que la suma de sus partes; como si, tras llevarse de la biblioteca de su Long Island natal las obras completas de William Burroughs, hubieran viajado a un bar de San Francisco regentado por Ángeles Del Infierno para comprarles algo de ácido y, de vuelta a la Costa Este, se detuvieran antes en Detroit. Esa hipnótica portada, esos textos tan singulares, esa personal voz combinada con los teclados y las dobles -a veces triples- guitarras, y lo mejor de todo...que aún me esperan Tyranny And Mutation y Secret Treaties.


martes, 29 de enero de 2013

EVERYBODY'S IN SHOWBIZ


El mundo del espectáculo como fábrica de sueños y de pesadillas; la fama como fuente de oportunidades y frustraciones; la vida en la carretera como peaje que debe pagar toda estrella de la música; temas que han poblado el imaginario del rock n` roll desde que éste pasó a formar parte de la cultura popular. Como si de un diario de gira se tratase el que hacía el número catorce en la discografía de los Kinks ofrece una serie de viñetas que nos acercan a ese universo de anónimas ciudades y desnudas habitaciones de motel. De manera tan sincera como sardónica Ray Davies se erige a la vez en protagonista y cronista de ese mundo;  explora la soledad y la rutina que se agazapan tras las interminables horas entre concierto y concierto ("Here Comes Yet Another Day"); se cuestiona una realidad que quizás no sea tal ("Unreal Reality"); o se pregunta, lejos de su hogar, por sus raíces y qué pensarían sus amigos si lo viesen ahora ("Sitting In My Hotel") mientras Dave Davies lidia con las interioridades de la fama -de su fama- en "You Don't Know My Name" acompañado de una preciosa slide. Con todo, siempre habrá un momento para reírse de las incomodidades de esa vida (en "Motorway" nos avisan que "la comida de carretera es la peor del mundo ... y los efluvios de la gasolina los peores para inhalar") e, incluso, como en "Look A Little On The Sunnyside", deleitarse con sus contradicciones ("You Sing'em Blues/And They Ask You For A Happy Tune/And When You Start To Smile They Say/Gimme That Rhythm & Blues"). No nos olvidamos de "Celluloid Heroes", cuya bella, frágil y dramática atmósfera la erigen, no sólo en un inolvidable homenaje al mundo del cine sino en una de las canciones más hermosas de la década.

Grabado en los Morgan Studios de Londres con la participación de los metales del Mike Scott Trio, Everybody's In Showbiz, se completaba con una decena de temas registrados en vivo el mismo año de su edición (1972) en el Carnegie Hall neoyorquino. Vodevilesco, caótico -y alcohólico- venía a ser tanto un requiebro como una apostilla a este subestimado diario de carretera que Ray Davies y los suyos entregarían en forma de doble álbum.
  

sábado, 19 de enero de 2013

MIS 10 DE...

1) Blue Train (John Coltrane)
2) Maiden Voyage (Herbie Hancock)
3) The Real McCoy (McCoy Tyner)
4) Inner Urge (Joe Henderson)
5) Out To Lunch (Eric Dolphy)
6) The Sidewinder (Lee Morgan)
7) Our Man In Paris (Dexter Gordon)
8) Speak No Evil (Wayne Shorter)
9) Moanin' (Art Blakey & The Jazz Messengers)
10) Cool Struttin' (Sonny Clark)

martes, 15 de enero de 2013

OUR MAN IN PARIS


Tras una década "perdida" en la que llegaría a pisar la cárcel y durante la que alumnos como John Coltrane alcanzarían la categoría de maestros, Dexter Gordon dejaba atrás el olvido de la mano del sello Blue Note, con los que debutaría en 1961 con el disco Doin' Allright. Un año después, y en busca de mejores condiciones laborales -o quizás para evitar antiguas "tentaciones"- llegaría al viejo continente, encontrando un nuevo hogar en la fría Copenhague. Será no obstante la capital francesa el marco en el que se produciría el encuentro del saxofonista californiano con otros dos músicos estadounidenses exiliados por propia voluntad, el pianista Bud Powell y el baterista Kenny Clarke, quienes junto al nativo Pierre Michelot al contrabajo conformarían la base rítmica con la que en mayo de 1963 -siempre unidos mayo y París- registraría este Our Man In Paris.

Escuchar la interpretación de "Scrapple From The Apple", donde el saxo tenor de Gordon parece escupir fuego, despeja cualquier resquicio de duda que pudiera quedar sobre si el titánico solista de finales de los 40 estaba definitivamente de vuelta o no. Tal es su fuerza y exuberancia que el oyente no puede más que dar las gracias por que el siguiente tema sea una balada llena de lirismo, "Willow Weep For Me". De nuevo llega el momento de sacar músculo con "Broadway", cuyo desbordante ritmo y alegría es un vehículo perfecto para que Kenny Clarke acredite el título de "padre de la batería moderna" que los críticos le otorgaron. "Stairway To The Stars" es la segunda balada de la sesión, un paseo romántico y nocturno por la Ciudad de la Luz mientras que el tema que cierra el álbum, la imperecedera composición de Dizzy Gillespie -cita a otro estándar como "Summertime" incluida- "A Night In Tunisia", parece clamar a través de vertiginosas improvisaciones por el trono que el citado Coltrane, u otros colosos como Sonny Rollins, habían ocupado en su ausencia; en definitiva, un broche de oro perfecto para una obra maestra coronada con tan grahamgreeneriano título.


martes, 8 de enero de 2013

ALLAH-LAS


No es mal sitio la que se autoproclama mayor tienda de discos del mundo -Amoeba- para juntarse y fundar una banda y es que Allah-Las tomarían forma mientras sus componentes trabajaban en el almacén de la filial angelina de dicho establecimiento. Tampoco es mal sitio para ensayar el sótano de tu padre si como únicos testigos se encuentran sus viejas tablas de surf. Con atenuantes así no es difícil imaginar que sea el legado musical de la ciudad de Los Ángeles la que marca a fuego la música del combo; como si mientras ocupaban su tiempo en la trastienda de Amoeba únicamente pasaran por sus manos discos de los Byrds, The Doors, Love o los Standells, junto a viejos singles de garage, rhythm and blues y música surf instrumental. Doce temas producidos por Nick Waterhouse que consiguen remontar la etiqueta revivalista gracias a la personalidad de unas composiciones donde también se cuelan referencias menos obvias como la bossa nova; doce canciones eminentemente atmosféricas y evocadoras ya desde sus títulos ("Catamaran", "Ela Navega"...) que te van ganando con el tiempo a la vez que traen a tu cabeza de forma indistinta la imagen del Pacífico rompiendo sus olas contra la costa, los cactus del Joshua Tree o una fiesta en la playa alrededor de una hoguera. Una de las portadas más exquisitas de los últimos tiempos redondea un debut esperanzador. Ahora sólo queda esperar que llegue el buen tiempo y asome de nuevo el sol para que bajo su influjo canciones como "Busman's Holiday", "Long Journey", "Vis-a-Vis" o "Tell Me (What's On Your Mind)" refuljan en todo su esplendor.