viernes, 22 de junio de 2012

PARALLEL LINES


Con su tercer álbum Blondie tomaron al asalto las tiendas de discos así como las emisoras de radio a ambos lados del Atlántico (hoy resulta incluso extravagante leer que una banda llegaba a vender millones de discos) y es que con un comienzo como el que forman la trilogía de temas inicial no era para menos. "Hanging On The Telephone" (no está de más recordar que la original pertenecía a The Nerves), "One Way Or Another" y "Picture This", con Debbie Harry cantando ahora de manera dulce ahora de forma estridente, aunque siempre lúbrica, hacen saltar chispas. En contraposición con el sonido menos colorista de su debut, Mike Chapman lleva a los neoyorquinos hacia terrenos decididamente pop pero no exentos de riesgo como la atmosférica ensoñación espacial (cortesía de Robert Fripp) con la que se presenta "Fade Away And Radiate" o las guitarras a todo volumen del pastiche (dicho en este caso sin ánimo peyorativo) cuasiprogresivo de "I Know But I Don´t Know". Más singles bombásticos como "Sunday Girl" y, sí, "Heart Of Glass" que derriba cualquier prejuicio con la frágil y sexy interpretación de la rubia vocalista y el más que convincente ritmo disco que imprimen Clem Burke y Niggel Harrison. A (re)descubrir junto a las anteriores, perlas como la inocente "Pretty Baby", la urgencia de "Will Anything Happen", una "Gonna Love You Too" que traslada las playas californianas a pleno centro de Manhattan, el perfecto broche de oro que significaba "Just Go Away" ( en el que una altiva Debbie Harry nos despide al ritmo de "don´t go away sad/don´t go away mad/just go away") o mi favorita, "11:59", adictiva con ese teclado encantadoramente kitsch y esa coda, irresistible invitación a dar palmas toda la noche.

Parallel Lines puede que no cuente con el "pedigrí" (al menos para el público más cerril, ya sabemos que hay quien rechaza el éxito masivo per se) de todo un Rocket To Russia pero junto a la obra maestra de los Ramones, los primeros discos de The Undertones, The Jam y Elvis Costello o el Singles Going Steady de los Buzzcocks conforma un poker (o repoker) imbatible donde el punk, el pop salido del Brill Building o la melodía perfecta a lo British Invasion se daban la mano para ir más allá del escupitajo a las primeras filas y el "muere joven y deja un bonito cadáver", sustituyendo crestas y mugre por elegantes zapatos mod, parkas o corbatines (bueno, y cazadoras de cuero).

viernes, 8 de junio de 2012

THE KINK KONTROVERSY


Editado en Noviembre del 65 el tercer elepé de los Kinks tiene algo de adios, de fin de ciclo; pronto verían la luz un single como el que encabezaría la vitriólica "Dedicated Follower Of Fashion", con ese ojo clínico de Ray Davies para los arquetipos, y ante todo, Face To Face, el álbum que cambiaría para siempre el Universo Kink, poniéndolo patas arriba.

Por eso cada vez que suena esa crudérrima versión de "Milk Cow Blues", cocinada vuelta y vuelta, con el interior bien sangrante, me invade esa sensación de despedida. Sensación que se acentúa cuando lo que a continuación llega a nuestros oídos son los delicados y evocadores acordes acústicos de "Ring The Bells", adelantándose a ambrosías venideras como "Waterloo Sunset". "Gotta Get The First Plane Home", al igual que "The World Keeps Going Round" o "What´s In The Store For Me" son inequívocamente sixties...y británicas. "When I See That Girl Of Mine" estará siempre ahí para recordarnos lo que se sentía al ser un adolescente enamorado. Geniales y excéntricas, "I Am Free" y "I´m On A Island", confirmando que algo se cocía en las cabezas de los Davies. Inmunes al paso del tiempo, inmortales, "Till The End Of The Day" y "Where Have All The Goods Times Gone" con su pertinente pregunta a la que nos guía un dylaniano fraseo. Cerca del punto final, nuevos momentos de crudeza como el riff escupido sin masticar de "It´s Too Late" y esa subestimada gema que responde al título de "You Can´t Win".

Nada volvería a ser igual; la máquina echa humo, el tren se pone en marcha, próxima parada: el olimpo del rock n´ roll.


viernes, 1 de junio de 2012

PLEASANT DREAMS


Si para End Of The Century los Ramones acudieron al mago creador del "muro de sonido", para su siguiente plástico el excéntrico Phil Spector dejaría su sitio a otro pope como el británico Graham Gouldman, compositor de éxitos para iconos de los 60 como The Hollies, y miembro de la banda 10cc.

Y si bien de la mano del productor nacido en el Bronx alcanzarían su mayor éxito comercial hasta la fecha, la frustración por un estrellato y una aceptación que no llegaban seguía ahí. El himno que abre el álbum, "We Want The Airwaves", sería la mejor forma para canalizar y exorcizar un resentimiento que hacía mella especialmente en Joey Ramone. Son Dee Dee y el espigado vocalista quienes se reparten los créditos de todos los temas de Pleasant Dreams cuando hasta la fecha éstos correspondían a la banda en su conjunto en un vano intento de que los egos no se impusieran. La primera aportación del bajista es la noctámbula oda a Nueva York "All´s Quiet In The Eastern Front" que da paso a un clásico de nuevo cuño, el caramelo envenenado de impagable título "The KKK Took My Baby Away". La producción envuelta en algodón de ázucar de Gouldman acerca como nunca a Joey a su sueño de convertirse en una Ronnie Spector (la sixties "Don´t Go").

Una acerada "You Sound Like You´re Sick" y la declaración de principios nuevaolera "It´s Not My Place (In The 9 To 5 World)" nos conducen a uno de los mejores inicios de Cara B de la discografía ramoniana, "She´s A Sensation" y "7-11", la clase de canciones que sabes que no te podrás quitar de la cabeza una vez llegan a tus oídos. "You Didn´t Mean A Thing" y "Come On Now" ahondan en ese contraste entre lo festivo y lo lúgubre (a pesar del embriagador perfume pop que lo inunda y de sus referencias explícitas a Roger Corman o los Beach Boys hay un ligero manto de oscuridad amenazante en más de un momento del disco). El penúltimo corte, "This Business Is Killing Me", viene a reafirmar que nunca Joey cantó mejor que aquí; un sencillo y genial arreglo de guitarra dispara al corte que nos despierta de este placentero sueño, "Sitting In My Room", directo al cerebro.

Obra menor para unos y de culto para otros, desde Long Black Limousine nos limitaremos a decir que el sexto elepé de la banda de Queens brilla hoy aún más que hace 30 años.