viernes, 28 de junio de 2013

MOTHERSHIP CONNECTION


 Uhmmm... ¿P-Funk?... hagamos un poco de historia; todo tiene comienzo a finales de los 50 cuando en su New Jersey natal George Clinton pone en pie un combo de doo-wop al que bautiza con el nombre de The Parliaments. Problemas legales en la siguiente década harán que pierda los derechos del nombre de su formación así que convence a los músicos que ejercían de acompañantes para poner en marcha una nueva aventura musical bautizada como Funkadelic con los que grabará para la discográfica de Detroit Westbound Records. Cuando al fin recupera los derechos perdidos de su banda primigenia -y ya como Parliament- firmará con ésta para Casablanca, sello del ínclito Neil Bogart. Ambas entidades tendrán algo más en común que a Clinton pues sus componentes militarán indistintamente en una u otra. Ha nacido el P-Funk.

Si hacemos caso a George Clinton, durante el transcurso de un viaje por el desierto junto a Bootsy Collins ambos fueron testigos de la aparición de un OVNI, encuentro que les inspiraría el concepto del que sería el próximo elepé de Parliament. Un par de años antes de la salida de Mothership Connection ya vimos a Herbie Hancock pilotando una nave espacial en la portada de Thrust pero no hay duda de que son Clinton y el ex-bajista de James Brown quienes llevaron el binomio funk/ciencia-ficción al límite. Y es que en el universo P-Funk había sitio para cualquier concepto (superhéroes del gueto, el Dr. Funkastein...), incluso para contarnos en forma de disco (uno de los cambios que traerá la irrupción de la música funk es el culto al formato de larga duración frente a la inmediatez del single) la llegada a la Tierra de los "Hermanos Extraterrestres". Los teclados espaciales de Bernie Worrell, el omnipresente bajo de Bootsy Collins o los arreglos de viento de Fred Wesley -con la inestimable partcipación de Maceo Parker- son los vehículos perfectos para las locuras de "Supergroovalisticprosifunkstication" y "Night Of The Thumpasorus Peoples" y para clásicos del género como "Give Up The Funk (Tear The Roof Off The Sucker)", "P.Funk (Wants To Get Funked Up)" o "Star Child" que elevarán el álbum a los primeros puestos de las listas de éxitos.


Convertido Mothership Connection en un disco clave del funk de los 70 Parliament da inicio a su gira más espectacular y mastodóntica (el histórico "P-Funk Earth Tour") donde cada noche abrirían el espectáculo con George Clinton descendiendo en pleno escenario desde el interior de la mismísima Mothership. Nave cuya estela seguirán desde Prince al mundo del hip-hop pasando por bandas como Primus, Fishbone o Red Hot Chili Peppers.

viernes, 14 de junio de 2013

STEREO/MONO

All Shook Down saldría a la calle en 1990 y aunque desde el primer momento sería considerado como el primer paso en la carrera en solitario de Paul Westerberg a la postre sería el último disco editado bajo el nombre de The Replacements. La trayectoria de la banda de Minneapolis llegaría a su fin unos meses después, en el verano de 1991; uno de los grupos más influyentes de la década de los 80 se autodestruía antes siquiera de -quién sabe- poder beneficiarse del éxito planetario de unas bandas que tanto le deberían a los autores de obras como Tim o Pleased To Meet Me. Frente a las estrellas mesiánicas, alimentadas del brillo constante de los focos, Paul Westerberg haría gala de un comportamiento y unas actitudes casi elusivas; a la fracasada estancia en una gran compañía como Capitol le seguiría una etapa de depresión de la que sale la por entonces nueva entrega discográfica, Stereo (2002). Una colección de temas compuestos en un periodo de dos años y registrados por el propio Westerberg en el sótano de su casa. Colección de canciones -en su mayor parte de basamento acústico- grabadas a medianoche y sin atisbo de producción, lo que no hace sino aumentar la crepuscular y noctámbula belleza de unas composiciones que echan sal a las heridas dejadas por el amor, el odio, la soledad o la incertidumbre.

Este primer disco tendría su contrapunto perfecto en un segundo; con el acompañamiento -éste sí- de una banda en toda regla y presentado bajo el seudónimo de Grandpaboy (su antiguo colega de andaduras, Tommy Stinson, se ocupa de las cuatro cuerdas bajo el de Zeke Pine) Mono ahondaba en su faceta más energética. Influencias de los Stones ("I'll Do Anything" -que se diría salida de las sesiones del Exile- o esa "Eyes Like Sparks" à la Keith Richards), algunos de los mejores temas power-pop de la década ("Silent Film Star", "2 Days 'Til Tomorrow"), todo imbuído por unas melodías 100% Replacements. Y es que mientras suenan (y resuenan en mi cabeza) temas ya sean de Stereo caso de "Baby Learns To Crawl" y "Only Lie Worth Telling" o de Mono como "High Times" -igual que antes clásicos pretéritos como "I Will Dare", "Here Comes A Regular", "Can't Hardly Wait" o "Sadly Beautiful"- no queda más que aseverar una vez más (¡y las que hagan falta!) la grandeza del legado de los Mats y del señor Paul Westerberg.



sábado, 8 de junio de 2013

GASOLINE ALLEY


Tonadas folk y rhythm and blues, viejos y nuevos números de rock 'n' roll, temas propios y ajenos; la fórmula ya era conocida cuando Rod Stewart presentó su segunda obra en solitario en 1970, de hecho, era la misma que la de su debut, An Old Raincoat Won't Ever Let You Down. Sin embargo es en este álbum donde esa fórmula, transmutada en alquimia, alcanzará la perfección; con una pléyade de músicos entre los que se encuentran sus compinches de los Faces (junto a los que debutará ese mismo año con First Step) el vocalista nacido en Londres da rienda suelta a esa vívida, espontánea y emocional forma de interpretar. Ya sea revisando el "It's All Over Now" de Bobby Womack -ejemplificando cómo deberá sonar el rock&roll durante esa década-, envolviendo de delicadas texturas acústicas "Only A Hobo" (una de las mejores incursiones en el cancionero dylaniano de todos los tiempos), tributando ahora a Elton John ("Country Comfort") ahora a Steve Marriott ("My Way Of Giving") o sonando a los "viejos" tiempos del Jeff Beck Group ("You're My Girl") una embriagadora euforia envuelve cada canción. Pero es la canción que le da título sobre la que gravita todo el disco; firmada por Rod Stewart y Ron Wood es ésta una composición que en nada tiene que envidiar a la icónica "Maggie May", una conmovedora mirada a unos tiempos de adolescencia ya muy lejanos que valdría por toda una carrera  sino fuera porque Gasoline Alley -el álbum- abría una trilogía que aún a día de hoy brilla con una fuerza inusitada pasados ya más de cuarenta años.

martes, 4 de junio de 2013

FAT ALBERT ROTUNDA


Registrado en los famosos estudios de Rudy Van Gelder en Nueva Jersey, Fat Albert Rotunda supuso el primer álbum de Herbie Hancock para Warner Bros. Records. Publicado en 1969 presentaba siete composiciones originales que nacen tras la petición de Bill Cosby para que el ya ex-pianista de Miles Davis pusiese música a la banda sonora de un nuevo especial para televisión del cómico afroamericano; siete temas propios que supondrán su primera inmersión en sonoridades funk -a las que no volvería hasta su millonario Head Hunters- y para los que contaría con la participación de Joe Henderson (saxo tenor y flauta), Johnny Coles (trompeta), Garnett Brown (trombón) y una base rítmica formada por Buster Williams y Tootie Heath, bajo y batería, respectivamente.

"Wiggle-Waggle" -algo así como "contoneo"- no podría tener un título más acertado pues eso es precisamente lo que provocan durante sus casi seis minutos de duración su infecciosa línea de bajo y el infatigable ritmo de la batería de Heath. El siguiente tema, "Fat Mama", transmite como pocos la alegría de unos músicos pasándoselo en grande, con el piano eléctrico de Hancock jugueteando continuamente con los riffs de la sección de metales. Y si hasta ahora el disco transitaba por una misma senda, "Tell Me A Bedtime Story" cambia el tono hacia una atmósfera relajada y ensoñadora, vehículo perfecto para que Joe Henderson pinte esa atmósfera con los colores que se derraman por las notas de su flauta. La cinemática "Oh! Oh! Here He Comes" nos vuelve a plantar en medio de una calle de Harlem por la que transitar hasta llegar a la única pista acústica del disco, un bellísimo cuento en forma de balada con nombre de mujer: "Jessica". Cierran el círculo, el tema homónimo y "Lil' Brother" que con su "funkadelica" guitarra (no acreditada) hacen de Fat Albert Rotunda carne de sampleo.

Si bien para su siguiente proyecto alrededor del bautizado como Mwandishi Sextet la música del autor de "Watermelon Man" mutaría en una propuesta tan compleja como críptica -aunque siempre estimulante-, el disco que hoy traemos no debería ser tenido en cuenta sólo por suponer la primera incursión eléctrica, vía Fender Rhodes, de Herbie Hancock sino por el deleite que implica asistir a semejante derroche de ritmo; y,  ¿no debería ser ese - el disfrute- el objetivo primordial de todo arte?