jueves, 26 de febrero de 2015

SETTING SONS


Dejando atrás al airado y vocinglero adolescente de In The City (1977) y su continuación, This Is The Modern World (1977); matizando la arrogancia de ese joven que entrega una obra maestra como All Mod Cons (1978), y al que la edad del pavo le hace ocultar en los créditos del disco la inclusión de la enternecedora "English Rose". Sabiendo que había llegado el momento, atisbada la cima, Paul Weller se enfrasca en el ambicioso reto de componer una obra conceptual alrededor de tres amigos de la infancia cuyas vidas -y cuya amistad- cambian tras una guerra civil. Finalmente, el proyecto original se queda a medias lo que no es óbice para considerar el cuarto álbum de The Jam, Setting Sons (1979), como su obra más ambiciosa -tanto a nivel lírico como de arreglos- hasta la fecha. Aún así, entre briosas canciones sobre amores obsesivos ("Girl On The Phone"), retazos de las vidas de clase media ("Private Hell", el excelso barroquismo de "Smithers-Jones", composición del nunca suficientemente loado Bruce Foxton) o postales desde cualquier ennegrecido edificio de protección oficial ("Saturday's Kids"), se cuelan cinco canciones que daban razón de ser al concepto del disco. La hímnica "Thick As Thieves" nos traslada a los días de patio de colegio, a carreras por los pasillos, a la camaradería que todo lo puede. "Burning Sky", sin embargo, nos traslada -inmisericorde- a la edad adulta para dejarnos claro que todo eso no eran más que quimeras. Una bofetada no haría más daño. Miniópera digna de The Who, "Little Boys Soldiers", habla de abyectos conceptos como imperio, patriotismo y guerra. Estatua de bronce para recordar el destino que les espera a los hijos de la patria. Emocionante y desesperanzada (esa letra, esa melodía, esas armonías, ¡esa flauta!), "Wasteland" se catapulta hasta ese inaccesible lugar donde se guardan bajo siete llaves esas canciones eternas que tú y yo nunca olvidaremos. "No hay eso que llaman sociedad, sólo hay individuos y familias"; los tories acaban de llegar al poder de la mano de Margaret Thatcher y la tensión de la soberbia, perfecta "The Eton Rifles" alimenta la caldera con la que mantener viva la lucha de clases. Como última página, una excitante revisión del éxito de Martha & The Vandellas, "Heat Wave", que siempre se ha considerado fuera de lugar pero que a la luz, o a la sombra, de aquellas adquiere un sabor agridulce, incluso cruel. Y son eso, las vívidas, sinceras y reales emociones que despierta en el oyente lo que hacen de Setting Sons la obra que es. Profunda. Inagotable. Conmovedora.


lunes, 23 de febrero de 2015

STUCK IN THE 90's (I)

Al igual que hemos hecho otras tantas veces, y enlazando con la última entrada publicada, la intención era echar mano de la sección "Mis 10 de..." para elaborar un top-ten con mis discos de los noventa favoritos. Pero como aquí nos encantan las listas (facilones que somos) nos hemos dicho: ¿por qué conformarnos con diez?; así que aquí está la primera parte de tres entregas donde irán apareciendo los 30 discos predilectos de la década de vuestro agente especial favorito (que uno también triunfó en esos años, oigan).


Ay, los 90, unos torcerán el gesto, otros esbozarán una sonrisa cómplice, alguno -sí, lo digo por ti- ya me estará "escupiendo" la palabra nostalgia a la cara (parapetado tras sus cinco copias del Born In The USA, eso sí). ¿Nostalgia, entonces? Quiero pensar que no. Claro, muchos de estos discos -otros no- llegaron a mis manos en lo que los cursis llaman los "años de formación" pero no se trata de echar de menos tal o cual grupo, tal o cual solista, y mucho menos, tal o cual sonido; en primer lugar, porque se me podrá acusar de cualquier cosa (por ejemplo de ser un cursi que utiliza la palabra cursi) menos de no tener unos gustos eclécticos y, además, al mismo tiempo que uno se topaba con Pearl Jam, por ejemplo, estaba descubriendo también a los Faces, a Thin Lizzy o a los Stooges, de forma que 60's, 70's, 90's, todo se mezclaba en la mollera de uno en esos años. Sea como fuere, sí defenderé que los noventa han sido la última gran década del Rock; aquella en donde fueron a desembocar las tres anteriores, alimentando su exuberancia. Seguiremos informando...

30) White Light, White Heat, White Trash (Social Distortion)
29) Apocalypse Dudes (Turbonegro)
28) Saturation (Urge Overkill)
27) Whenever We Wanted (John Mellencamp)
26) Green Mind (Dinosaur Jr)
25) Vitalogy (Pearl Jam)
24) Ragged Glory (Neil Young & Crazy Horse)
23) Welcome To Sky Valley (Kyuss)
22) Echo (Tom Petty & The Heartbreakers)
21) I Feel Alright (Steve Earle)

miércoles, 18 de febrero de 2015

POWERTRIP


Encerrado mientras no llega la noche en la habitación de un hotel durante varias semanas. Objetivo:  componer una canción cada día. Lugar: Las Vegas. ¿Por qué arriesgarse a un mal viaje de ácido pudiendo obtener una experiencia igual de psicotrópica solo con coger el coche? Construida sobre la nada, un mojón en el desierto, la hipócritamente llamada "Ciudad de las Segundas Oportunidades" era el destino perfecto para someterse a -en palabras de Dave Wyndorf- "una sobredosis de americanismo". Tan atrayente como ridícula, vacua y alienante, de la inmersión en un paisaje de estas características tenía que salir una obra cruda, sucia y lasciva. Powertrip (1998) era la continuación de esa obra maestra bautizada con el acertado título de Dopes To Infinity (1995); aunque en éste, el rock espacial heredero de Hawkwind y los largos desarrollos psicodélicos seguían siendo el principal combustible de los de New Jersey, para su nueva obra se destaparían con un sonido poderoso, un sonido más grande que la vida, el cual no es descabellado comparar con el del Sonic Temple de The Cult (paralelismo que la propia banda no esconde con la inclusión, en el interior del libreto, del icónico perfil de Billy Duffy que reinaba en la portada del mítico disco de los ingleses). Desde el inicio con esa apabullante "Crop Circle", Wyndorf y los suyos se confirman como dignos herederos de la mejor música del pasado. Stooges, MC5 o los Grand Funk más primitivos, traídos a la vida de nuevo en un aquelarre de sexo, drogas y rock 'n' roll. Un descenso a los infiernos de la codicia y la lujuria ilustrado por un artwork y unos videoclips que se sumergían, con lúcido y paródico sentido del humor, en todos aquellos tópicos (consiguiendo que siempre haya pensado en Powertrip como una especie de obra conceptual). La poderosa base del tema homónimo, la lúbrica cadencia de "Space Lord", la energía de "Atomic Clock" o "Tractor" amenazando con derribar todo a su paso, los teclados de "See You In Hell" dibujando una sonrisa en el rostro a Ray Manzarek, "Baby Götterdämerung" y su sinuosa e inquietante atmósfera. Mil y un detalles para un disco como los de antes, la creación de un combo de intransferible personalidad, Monster Magnet, salido de la caótica y brillante mente de su carismático líder, un Dave Wyndorf que veía como esa zorra esquiva del éxito se sentaba por un instante en su regazo vestida de diablesa. Un disco de rock mayúsculo y con mayúsculas. El último clásico del género.


jueves, 12 de febrero de 2015

DINOSAUR JR POR UN ADVENEDIZO

"(...)yo tocaba mi bajo como Lemmy, y J como un jodido guitar hero de los 70, pero con asombrosas influencias: Birthday Party, Stooges, Venom, R.E.M. Era increíble, nadie tocaba como él." - Lou Barlow-
Diez años han transcurrido desde que J Mascis y Lou Barlow decidieran volver a hablarse y reunir de nuevo el trío original de Dinosaur Jr. Tres  discos después, parece innecesario dejar pasar más tiempo para afirmar sin rubor que éste ha sido uno -si no el mejor- regreso de una "vieja gloria" que hemos vivido. En una época donde hemos sufrido tanto comeback bochornoso, los autores de Bug despejaron cualquier duda a base de lo único que verdaderamente importa: canciones. No quiero imaginarme lo que cualquier seguidor veterano debió sentir al pinchar por primera vez una obra como Beyond (2007), y digo esto porque servidor, sí, conocía a Dinosaur Jr, por supuesto, pero por la razón que sea uno, más allá de canciones sueltas, no se dejó mecer por las melodías de Mascis, no se dejó lacerar por su guitarra, hasta que el eterno dinosaurio adolescente volvió a caminar entre nosotros. Nada más lejos entonces que intentar erigir un canon del grupo con esta entrada, ni siquiera la selección busca ser un Top-10, simplemente son los espontáneos brochazos con los que un "converso" pretende dibujar la huella que deja en él cancionero tan emocionante.


"Little Fury Things" (You're Living All Over Me, 1987)
Durante 30 segundos las guitarras amenazan con atravesar tu cerebro y de repente: "A rabbit falls away from me, I guess I'll crawl", la lacónica voz de Mascis te rescata y te lleva a un viaje de ruido, furia, melancolía y desconcierto.

"Sludgefeast" (You're Living All Over Me, 1987)
Black Sabbath, rock progresivo, hardcore; del metal al post-punk y vuelta a empezar. Mucho más que un clásico del indie-rock, el segundo disco de los Dinosaur es básico para entender en que consiste el rock de guitarras. Y el "festín de lodo", oleadas de electricidad anegando los sentidos del oyente.

"Freak Scene" (Bug, 1988)
Urgente y adolescente, no se puede entender al trío de Massachusetts sin este single. Un emblema para la banda y todo un himno -EL himno- para la escena underground del rock americano de la época.

"The Wagon" (Green Mind, 1991)
"The year punk broke", según el documental de Dave Markey, Dinosaur Jr editan su primer álbum para una multinacional. Green Mind era su nombre y "The Wagon" su mascarón de proa. Multiplicando la intensidad y el impacto de anteriores sencillos, estamos ante un clásico instantáneo. You won't see me, You won't see me...

"Flying Cloud" (Green Mind, 1991)
El cuarto disco de la banda era su obra más ecléctica y atemporal hasta la fecha. Así lo atestigua esta perla oculta del cancionero "jurásico": una hermosísima pieza de folk acústico, con un J más roto y desgarrado que nunca, enarbolando las banderas del Led Zeppelin III y After The Gold Rush.

"What Else Is New" (Where You Been, 1993)
En pleno apogeo grunge, Dinosaur Jr (aunque a estas alturas deberíamos decir J Mascis) entregan su quinta referencia, donde moran deliciosos temas como este épico medio tiempo -todo congoja- cuya combinación de guitarras acústicas y eléctricas nos remite a la mejor música del pasado.


"Pick Me Up" (Beyond, 2007)
Casi veinte años después, J Mascis, Lou Barlow y Murph vuelven a grabar juntos y el resultado no  puede ser mejor: canciones inmarchitables, con vocación de clásico (y van...) como "Pick Me Up" te suben a una montaña rusa (¡qué gusto da escuchar a Barlow y Murph ocupándose del bajo y la batería!), mientras el Cecil B. DeMille de los solos se exhibe sin pudor.

"Plans" (Farm, 2009)
Maduros, serenos, más atemporales y clásicos que nunca. Farm es mi disco favorito de los de Amherst y "Plans" la canción con la que algo hizo click en mi cabeza. Desde la playa de Zuma, invocando el espíritu de "Cortez The Killer", una composición -¿hemos ultilizado ya la palabra epica?- de quejumbrosas guitarras y con un estribillo para corear hasta la eternidad.

"Said The People" (Farm, 2009)
La emoción y la vulnerabilidad hechas canción (ese "Save me" que se te clava en el alma) para el mejor disco de Neil Young & Crazy Horse desde Ragged Glory.

"Watch The Corners" (I Bet On Sky, 2012)
El último trabajo hasta la fecha de Dinosaur Jr se sitúa un peldaño por detrás de los dos anteriores lo que implica que... es uno de los mejores discos de los últimos tiempos. Y el single con que se presentó contiene una melodía y un estribillo inolvidables. Lo dicho: inmarcesible.

domingo, 1 de febrero de 2015

HERE COME THE WARM JETS


Ya sea por su condición de pionero de la electrónica y la música ambiental, su exitosa labor como productor de, entre otros, U2 o Talking Heads, su colaboración con Bowie en la afamada Trilogía Berlinesa, o su lucha de egos con Brian Ferry -que culminaría con su abrupta salida del seno de Roxy Music-, se tiende a subestimar las primeras obras en solitario de Brian Eno, nacido Brian Peter George St. John le Baptiste de la Salle Eno (¡toma ya!). La experimental, excéntrica y surrealista búsqueda para remover los cimientos de lo que se suponía debían ser los parámetros del pop/rock da comienzo con su debut en solitario: el -curiosamente o no- tan subversivo como adictivo Here Come The Warm Jets, publicado en 1974.


De afiladas guitarras a lo Velvet Underground, cortesía de Phil Manzanera, "Needles In The Camel's Eye" se desliza por un tobogán de purpurina para abrir fuego. "The Paw Paw Negro Blowtorch" es pura locura daliniana en cuyos teclados asoma la new wave. Como queriendo subir la apuesta, Robert Fripp entrega uno de los solos de guitarra más sublimes de la historia en la tan perversa como sexy "Baby's On Fire", tema del que muchas bandas llevan bebiendo cuarenta años sin superarla. La melodía y el estribillo de "Cindy Tells Me", de puro corazón pop, nos trasladan a una habitación del Brill Building, eso sí, situada en una delirante dimensión paralela. El piano machacón de "Driving Me Backwards" cierra de manera sublime la primera mitad del álbum con su atmósfera digna de un espectáculo de cabaret representado en el sótano de un decadente sanatorio mental. Inolvidable. Por el contrario, la evocadora y nostálgica "On Some Faraway Beach", construida sobre una hermosa y sencilla melodía de piano a la que se suman capas de sintetizadores, parece anticipar el dream-pop. ¿Noise?, ¿art-punk?, ¿post-rock?, "Blank Frank" sube a Bob Diddley a un transbordador espacial  para lanzarlo a la conquista del hiperespacio ataviado con una boa de plumas. Para la tremebunda "Dead Finks Don't Talk", Eno construye una múñeca rusa donde se trasviste de Lou Reed jugando a ser Frank Zappa mientras se permite parodiar a cierto ex compañero de banda. La elegíaca "Some Of Them Are Old" es un logro que rivaliza con los conseguidos por los Beatles en la mítica cara B del Abbey Road. Finalmente, y por si aún no hubiese quedado claro que estamos ante una obra magna, Here Come The Warm Jets se cierra con el tema instrumental de mismo título, una pieza épica y penetrante que toma por asalto el subconsciente del oyente para no soltarlo jamás. Abrasivo colofón para una obra fascinante y poliédrica. El fruto de la mente de un artista que, entre la osadía, la socarronería y la desarmante sinceridad, se calificaba a sí mismo de "no-músico".