martes, 30 de octubre de 2012

ELIGE TUS DISCOS FAVORITOS DE 1969


Tras la entrada dedicada al inconmensurable Stand! y pensando en la cantidad de obras maestras que nos legó 1969 me vi incapaz de "poner orden" entre tanta ambrosía y es que fue éste un año prolífico como pocos; en realidad ese final de década y comienzos de la siguiente es -simplificando- el punto exacto donde el rock n' roll  alcanzó su clímax como expresión artística -si es que en algún momento lo fue- y popular (ya lo dijo Homer Simpson: "el rock alcanzó la perfección en 1973, para qué necesitamos más grupos!"). Así que si os apetece participad en esta primera encuesta "limusinera" eligiendo vuestros discos favoritos de ese mágico año; la criba obviamente responde a mis gustos personales y aunque creo que la selección es lo bastante amplia ahí está la opción de "Otros" para dar cabida a aquellos discos no incluidos -ya por no hacer la lista todavía más larga ya por desconocimiento- y que consideréis merecedores de su inclusión...máximo 4 votos, eh!!!

jueves, 25 de octubre de 2012

STAND!


Un grupo multirracial y con miembros de ambos sexos...Sly & The Familiy Stone podían pasar por la culminación del sueño hippy alumbrado en aquel "verano del amor" de 1967. Verano cuyo fulgor realzaba su radiante mezcla de funk, rock, soul y psicodelia; un sonido que serviría como catalizador para su toma de conciencia social y política. El optimismo pero también la determinación del movimiento por los derechos civiles se encuentran detrás del tema que titula al álbum, marcando la transición entre el soul y la música funk. Uno de los momentos álgidos del festival de Woodstock, "I Want To Take You Higher", está impregnada de un fervor cuasireligioso, jugando con el juego de llamada y respuesta propio del góspel. Como constatación de ese crisol de estilos -y pese a la oscuridad que deja entrever su letra- "Somebody's Watching You" trae a la memoria el sonido beat pasado por el tamiz de la música negra (qué ganas de pasear por el parque y tumbarse en la hierba a contemplar un primaveral cielo azul). Los coros y el órgano de la radiante "Sing A Simple Song", llena de groove, contrasta con las densas y extensas improvisaciones -inspirando entre otros la "inmersión" eléctrica de Miles Davis- de "Don't Call Me Nigger, Whitey" y "Sex Machine", viajes lisérgicos a lomos de unas guitarras bañadas en ácido. Partiendo de la simple y pura belleza de una canción infantil, el nº 1 "Everyday People" desemboca en un inspirador himno a la convivencia. Escuchando el mensaje cargado de positividad que burbujea en "You Can Make It If You Try" y que cierra Stand! con la misma vitalidad con que empezaba nada hacía presagiar que ese sueño hippy del que hablábamos arriba se tornaría pesadilla; una pesadilla que tomaba forma en su siguiente obra maestra, There's A Riot Going On, publicada dos años después e impregnada de un ominoso sonido donde a duras penas habría sitio ya para la esperanza y sí  para la desilusión y la paranoia de una nueva década.



jueves, 18 de octubre de 2012

NOSTALGIA

Hace un par de días en un programa de radio empezó a sonar "She Walks In So Many Ways" y en ese momento, ya metido en la madrugada, fui más consciente que nunca que estaba ante una banda clásica aunque enseguida me inundó una agridulce sensación de nostalgia. Nostalgia acentuada por las recientes crónicas de amigos blogueros como Joserra y Addison, testigos de la última visita de los de Minneapolis, de la tensión en el escenario entre Louris y Olson y del aroma de punto ¿y final? de la aventura que se desprendía de las propias palabras de Karen Grotberg. Mockingbird Time me sigue pareciendo una delicia, me da igual que no sean amigos, no hace falta que lo sean, no tienen que quedarse toda la noche compartiendo cervezas en el estudio tras una sesión de grabación, por mí como si Mark Olson sale a escena con la camiseta de "Who The Fuck Is Gary Louris?". Una reseña escrita en un periódico pasaba por alto el concierto para centrarse casi exclusivamente en el hecho de que si algún espectador se acercaba a ver al grupo sin conocerlo, empujado por las palabras de algún fan, se decepcionaría porque The Jayhawks no cambiarían el curso de la música (como si eso lo hubieran hecho tantos); pues bien, el pulso de mis días si lo cambia y eso me basta.


Y es que aún recuerdo el subidón de encontrar Tomorrow The Green Grass tras tanto tiempo buscándolo y correr hacia mi piso de estudiante para poder escuchar al fin ese álbum del que tanto había oído hablar (¿os acordáis cuando algunos discos se compraban a ciegas?). Empezó a sonar "Blue" y quedé atrapado para siempre; luego vino un viaje atrás en el tiempo y llegó Hollywood Town Hall con "Waiting For The Sun", "Two Angels" o "Settled Down Like Rain"; el siguiente sería Sound Of Lies y su aura de oscura y maldita obra maestra; Smile, con sus errores y aciertos; y mi ojito derecho, Rainy Day Music, con permiso de TTGG el disco de los Jayhawks que más he escuchado, cuántas veces me he visto reflejado en los ojos de Sarah Jane, cuántas veces me he emocionado con el estribillo de "All The Right Reasons" y ese "todo lo que sé es que te amo por las razones correctas".

En 2009 unas fechas en España reunía de nuevo a la formación "que todos queríamos", se reeditaba su debut de 1986, una obra cargada de heno con alguna joya por descubrir como "King Of Kings" y nos plantábamos en 2011 con la noticia de un nuevo disco, el citado Mockingbird Time, la continuación de TTGG, espadas en todo lo alto, decepcionante para muchos, colección que el tiempo pondrá en su sitio para otros. Por supuesto que la próxima vez que haga sonar HTH no voy a pensar en si Olson sigue o no con el grupo o siquiera si los Jayhwaks siguen adelante pero sí que esa sensación de nostalgia -aunque también de pura y duradera emoción- me invadirá de nuevo.

viernes, 12 de octubre de 2012

MONEY JUNGLE


Hace 50 años, exactamente el 17 de septiembre de 1962, con los estudios Sound Makers de la ciudad de Nueva York como testigos, tuvo lugar una sesión de grabación que suponía el encuentro entre las cuatro paredes de un estudio de Duke Ellington, Charles Mingus y Max Roach; sesión de la que saldría  uno de los discos de culto de la historia del jazz. Un encuentro que de tratarse de un combate de boxeo podría haberse publicitado con una de esas hiperbólicas frases tipo "no se pierdan en la noche de hoy el enfrentamiento definitivo entre tradición y vanguardia...no esperen a que se lo cuenten" .

Al comienzo del tema homónimo el percusivo y casi violento bajo de Mingus, al que en seguida se une la batería de Roach, parecen retar al "viejo" Duke -que por entonces llevaba 40 años de carrera musical, más o menos la edad con la que contaban sus acompañantes- para que éste se adentre en territorio desconocido el cual en ese momento con su entrada al piano parece responder "estos beboppers, si cuando vosotros venís yo ya estoy de vuelta!". "Fleurette Africaine", acompañada de una minimalista percusión diríase tocada con las manos por el imaginativo baterista, es una exótica y exquisita pieza atmosférica, un ejemplo de la capacidad de la música para detener el tiempo y hacerte viajar mecido en sus notas. En la pieza de inspiración blues "Very Special" lo clásico se  vuelve moderno y viceversa mientras que los tres minutos y medio de la balada "Warm Valley" son un compendio de contención y delicadeza. La leyenda habla de falta de comunicación, de fricciones e incluso de un intento de abandono por parte del volcánico e impredecible contrabajista; escuchando la poderosa sinergia que desprenden "Wig Wise" y "Caravan" -con el Duque impartiendo toda una lección de sabiduría al piano - se hace difícil de creer. Como colofón, "Solitude", a esas alturas inolvidable estándar que desearías durara eternamente (y es que hay que ser de piedra para no derretirse con esa introducción).

Fue 1962 un año prolífico en cuanto colaboraciones para el compositor de "Mood Indigo"; antes que este paseo por la "jungla del dinero" tenía lugar el encuentro entre el músico de Washington y el saxofonista Coleman Hawkins que daría como resultado el disco Duke Ellington Meets Coleman Hawkins y ese mismo mes de septiembre se registraba el no menos mítico Duke Ellington & John Coltrane pero es Money Jungle el que con más intensidad brilla, desafiando a las luces de neón que ejercen de faro en las noches de la ciudad que lo vio nacer.

lunes, 8 de octubre de 2012

MIS 10 DE...


1) Essence (Lucinda Williams, 2001)
2) Rainy Day Music (The Jayhawks, 2003)
3) American IV:The Man Comes Around (Johnny Cash, 2002)
4) D.F.F.D. (The Dictators, 2001)
5) Lions (The Black Crowes, 2001)
6) Frances The Mute (The Mars Volta, 2005)
7) The Last DJ (Tom Petty & The Heartbreakers, 2002)
8) Farm (Dinosaur Jr., 2009)
9) Blue Cathedral (Comets On Fire, 2004)
10) The Dirty South (Drive-by Truckers, 2004)


viernes, 5 de octubre de 2012

BLUE CATHEDRAL



Aunque tal vez -sólo tal vez- sea Avatar (2006) el trabajo más equilibrado de Comets On Fire es en Blue Cathedral, que veía la luz dos años antes bajo el auspicio del sello Sub Pop, donde la propuesta de la banda liderada por Ethan Miller explotaba definitivamente y sus influencias -la psicodelia espacial de finales de los 60, el proto-punk con epicentro en Detroit, el rock más pesado heredero de Blue Cheer y los primeros Black Sabbath o el noise- confluían en un todo sorprendente y lleno de personalidad. Un trabajo formado por ocho temas, cuatro de ellos instrumentales, que se mueve entre arrebatos de violencia y sutileza, canciones que parecen surgidas de las entrañas de la tierra o bien de las profundidades del océano que te hacen sentir como si un leviatán emergido de esas profundidades abisales te fuera a engullir irremediablemente. La voz de Miller, entre Rob Tyner y un desquiciado Robert Plant, buscando su sitio entre la espiral que forman las graníticas guitarras y una estruendosa batería, brumosos teclados que se pueden masticar y el echoplex de Noel von Harmonson captando frecuencias del interior de un agujero negro, un puntual saxo de querencias free al borde del paroxismo; la propuesta no es fácil ni acomodaticia pero aún así la música de la banda de Santa Cruz esconde una insondable belleza (para sí quisieran Robert Fripp o Roger Waters un instrumental como "Brotherhood Of The Harvest").

Artista inquieto, Ethan Miller ponía en pie el mismo año que salía a la luz el citado Avatar un nuevo proyecto -Howlin' Rain- para dar salida a su vertiente más melódica y luminosa cuyo debut ve la luz ese mismo 2006; un nuevo proyecto, en un principio paralelo, que desembocaría en definitivo relegando a su banda primigenia al ostracismo. No seré yo el que no ponga en valor las obras del nuevo combo puesto que al igual que los dos últimos discos de Comets On Fire, un trabajo como el Magnificent Fiend de 2008 merece un puesto entre lo mejor de la década pasada pero -retomando lo apuntado arriba- el estado actual del rock no está para prescindir de propuestas tan excitantes, complejas -y que reclaman una actitud proactiva del oyente- como la que supone esta Catedral Azul.