viernes, 31 de enero de 2014

'DEEPSOULÍZATE'

DAVE GODIN'S DEEP SOUL TREASURES VOL.1

Pomada para el corazón. Veinticinco dosis para todo tipo de "idiotas sufridores" y "románticos incurables".



martes, 14 de enero de 2014

VANISHING POINT


Mudhoney celebraron 25 años de carrera discográfica en este 2013 y lo hicieron a su modo: sin hacer ruido (mediático, se entiende; que Mark Arm sigue desgañitándose como en los tiempos de Superfuzz Bigmuff). Un cuarto de siglo donde afortunadamente su cóctel de psicodelia garajera, punk y proto-metal continúa resultando un brebaje de lo más excitante; poco importa que estas bodas de plata escapen a los focos, que la banda de Seattle fuera una de las primeras en estar "ahí" y que a este paso sea la última en marcharse ("low expectations", brama Arm en uno de los temas), se encuentran cómodos bajo el radar y mientras entreguen bombas incendiarias como Vanishing Point no podemos -ni debemos- reprocharles nada. La apertura jazzística de "Slipping Away", los aromas stooge de la coreable y adictiva "I Like It Small", barrabasadas punk como "Chardonnay" o canciones tan sublimes, bailando entre la fiereza y el cinismo, como "Sing This Song Of Joy" o "The Final Course" no hacen sino confirmar lo que decíamos más arriba sobre su receta; que Vanishing Point, el regreso de los hijos pródigos al sello de toda la vida (SubPop), no haya copado las listas de lo mejor del año no resulta una sorpresa y seguramente (volvamos de nuevo al comienzo de la entrada) a Steve Turner, Mark Arm, Dan Peters y compañía no les importa. Lo cierto es que a nosotros tampoco pero cuando Mudhoney ya no existan, como pasó con Ramones, y obtengan el reconocimiento que se les negó en vida no nos echemos las manos a la cabeza. Estáis avisados.


viernes, 3 de enero de 2014

DOUG SAHM AND BAND


Tal vez digáis que soy un romántico o, peor aún, un ingenuo mientras afirmo sin ruborizarme que creo en el poder curativo de la música; bien, vale, dejémoslo en paliativo pero ni el mayor de los cínicos podrá negar la capacidad que ésta tiene de transportar al oyente a otro lugar, puede incluso que a otro tiempo, acercándole colores, aromas y -claro- sonidos que durante unos minutos al menos le harán dudar del espacio físico que ocupaba antes de que esas primeras notas comenzaran su ritual danza. Las doce canciones que componen el debut en solitario, auspiciado por Jerry Wexler, del exlíder del Sir Douglas Quintet son ni más ni menos que doce postales con la capacidad de traernos el eco de El Paso y la polvorienta tierra de la frontera con México, de acercarnos los olores de Nueva Orleans y empaparnos con el húmedo calor de Memphis para después dejar que nos cale el frío viento de Chicago o el agua que recorre el Misisipi. 

Editado en un año (1973) donde Dark Side Of The Moon y Larks' Tongues In Aspic convivían con Raw Power y Berlin, un grupo de amigos que resulta que también eran músicos (dejemos de lado el nombre de los ilustres invitados para dejar que sea el potencial -y desprevenido- oyente el que los descubra por sí mismo) se juntaron bajo el techo de un estudio para montar una fiesta que resulta que también era una sesión de grabación. Una fiesta donde nos imaginamos a sus asistentes alquilando los instrumentos en una casa de empeños antes de entrar a grabar, donde no importa si se me oye más a tí que a mí, si me equivoqué en una nota o si la canción la escribiste tú o yo porque resulta que en Doug Sahm And Band manda el amor por la música, manda el corazón y como uno es un romántico o, peor aún, un ingenuo resulta que eso nos encanta.