sábado, 28 de junio de 2014

AFRO-CUBAN


Según la fecha que marca el calendario (29 de marzo de 1955) el invierno ha dado paso ya a la primavera pero ahí fuera los valientes transeúntes siguen apurando sus pasos embozados de la cabeza a los pies mientras el viento, tozudo, se empeña en seguir jugando con las lluvias que se acercan por el Atlántico. Y puesto que tengo conmigo a Hank Mobley y Cecil Payne al saxo tenor y barítono respectivamente, a Horace Silver al piano, a Jay Jay Johnson y su trombón; puesto que cuento también con el bajo de Oscar Pettiford, con la presencia de Art Blakey a las baquetas y ya que se ha pasado por el estudio de Rudy Van Gelder el "conguero" Carlos "Patato" Valdes, por qué no olvidarnos del frío del exterior e intentar conjurar un poco del Caribe en pleno Nueva Jersey. Algo así podría haber pensado el trompetista Kenny Dorham instantes antes de que, calidas, irrumpan las primeras notas de "Afrodisia"; embriagadora desde su título, responde a esos deseos con el calor, el color y el ritmo necesarios para desdibujar fronteras y rendir el tributo necesario que el jazz le debe a África, esta vez -y como en los discos de Machito o Mongo Santamaría- vía Cuba. Composición del propio Dorham, la romántica y sensual "Lotus Flower" nos lleva al centro de la pista de un viejo salón de La Habana, bailando agarrados a una bella señorita ajenos a las miradas de terratenientes, mafiosos y agentes de inteligencia. Quién sabe, puede que el mismo Batista se encuentre entre los asistentes, ajeno a su destino. Hora de calzarse los zapatos del maestro Dizzy Gillespie, hora de "Minor's Holiday", hora de la pasión y el frenesí. Para cerrar la sesión, "Basheer's Dream", único tema que no viene firmado por el trompetista tejano y que partiendo de cierto aroma orientalizante termina hechizando como el descarado vaivén de unas serpenteantes caderas femeninas. Presentados originalmente en formato diez pulgadas, el elepé se completa, ya sin J.J. Johnson ni Valdés -y con Percy Heath ocupando el lugar de Pettiford- con tres temas en clave de hardbop registrados dos meses antes ("K.D.'s Motion", "La Villa" y "Venita's Dance") que a falta de son mantienen constante la temperatura gracias a su swing. Dicho de otra forma: el blues, el gospel, los ritmos afrocubanos; ¿no procede todo del mismo lugar?


domingo, 22 de junio de 2014

CUANDO LAS GUITARRAS 'REPICARON' DE NUEVO

Peter Buck con su Rickenbacker y camiseta de Hüsker Dü : una imagen vale más que mil palabras.

Sus protagonistas lo niegan y seguramente tengan razón: no existió algo llamado Nuevo Rock Americano, o al menos no entendido como un movimiento; no hubo organización ni premeditación aunque, es innegable, sí coincidencias (guitarras y melodías en primer plano, reivindicación de nombres -ya lo  apuntábamos en nuestra entrada anterior- como los Byrds o Neil Young, huida de todo lo que sonase a artificial, retorno a lo básico). Sea como fuere, lo verdaderamente importante es, como dice el periodista Carlos Rego en su "insaltable" libro -volumen que desde su lanzamiento en 2010 se convirtió en uno de mis libros musicales de cabecera- Nuevo Rock Americano, años 80 que "grupos como R.E.M., Dream Syndicate, Green On Red, Long Ryders o Violent Femmes dejaron huella en unos años que el nuevo pop más inofensivo y sintético invadía listas y ondas de medio mundo, y su aparición resultó sin duda capital para preparar la llegada del rock alternativo de los noventa o la aparición del alt-country". Cuánto me habría gustado estar ahí.

Conquistando el mundo bajo el estandarte del jangle sureño. 


Descendiendo a los abismos de la electricidad.
   

Sombreros, botas de cowboy, actitud y decibelios.


The Del-Lords o el difícil arte de la sencillez.
  

Distinguidos alumnos de la añeja tradición orfebre.
   

Polvo, herrumbre y tradición.
 

Caleidoscópicos hijos del Revolver.
 

martes, 17 de junio de 2014

FOR THE COUNTRY


Formados en Boston a principios de los 80 por dos jóvenes compositores oriundos de Connecticut, Seth Tiven y Kirk Swan, la historia de Dumptruck no es distinta de la de otras bandas que en esos años volverían -en una década llena de pomposa vacuidad disfrazada con hombreras- a poner en valor una forma de entender la música que echaba la vista atrás al folk y el rock de los 60 y a nombres por entonces casi olvidados como los Byrds, Big Star o The Velvet Underground.

 En el caso que nos ocupa, Dumptruck -que en realidad era el proyecto de sus dos fundadores: ambos componían por separado, ocupándose de la voz y las guitarras cuando se trataba de defender su tema, relegando al bajo al otro, necesitando de esta manera tan solo un batería para registrar las canciones- teñirían su sonido además con una espesura heredera del afterpunk, convirtiéndose ésta en la seña de identidad de su debut, D Is For Dumptruck (1984). Espoleados por el apoyo recibido de las radios universitarias, dos años después llega su continuación, Positively Dumptruck, pero -oh, sorpresa- las relaciones entre ambos líderes llegan a tal punto de deterioro que Kirk Swan dejará el grupo dejando a Seth Tiven en la tesitura de continuar al frente de la nave o abandonar él también el barco. La discográfica le pide un nuevo trabajo así que ficha un nuevo guitarrista y un nuevo bajista (Kevin Salem y Tom Shad, respectivamente) y junto al batería Shawn Devlin viajan a los estudios Rockfield, en Gales, para grabar bajo la batuta del productor Hugh Jones (Echo And The Bunnymen o The Damned, entre otros) su tercer y a la postre último elepé (al menos hasta su reaparición en la siguiente década). For The Country (1987) será su nombre y en él ya no queda rastro de Ian Curtis poniéndose el énfasis en la dimensión más clásica -más americana, podríamos decir- de su sonido, dando como resultado un trabajo redondo y atemporal. Contando por primera vez en su carrera con un estudio de primera categoría las once composiciones, todas obra de Tiven, reflejan un estado de ánimo en el que no es difícil adivinar el influjo de la ruptura con su antiguo colega. Canciones como "Island", donde su autor nos pide expresamente que abandonemos dicho paraje y le dejemos solo, ese intento de desentrañar los entresijos de las relaciones humanas que responde al nombre de "Friends" o "Hung Out On A Line" y su verso de apertura ("I'm looking for solitude"), en todas late un deseo de encontrar un lugar en el mundo, de encontrarse a uno mismo, en definitiva, aunque para ello haya que renunciar a la compañía de otros seres humanos: para qué, si éstos no hacen más que dañarse los unos a los otros ("What are friends for anyway?", resuena en una de las canciones).

 La combinación de acústicas y eléctricas, la aportación del músico inglés BJ Cole al pedal-steel, el sustento proporcionado por un ocasional Hammond, sumado a la pericia instrumental del nuevo guitarrista -un Kevin Salem que se destapa también ocupándose de las segundas voces- ayudan a expandir el impacto de fantásticos himnos de (nuevo) rock americano como "Wire" o "50 Miles", el country trotón teñido de jangle de "Going Nowhere", el imperecedero tema titular o la desarmante belleza acústica de "Dead Weight". No es For The Country un álbum que volase tan alto como sí lo hicieron clásicos ya indiscutibles de nuestra música caso de Murmur o The Days Of Wine And Roses; ni siquiera, y aunque es tentador hacer semejanzas con el universo de Jeff Tweedy (empezando por la misma dinámica interna del grupo, que "copiarán" casi punto por punto Uncle Tupelo) Dumptruck gozarán del culto de coetáneos como Rain Parade, pero sin duda ambos -disco y grupo- merecen su lugar en la pequeña gran historia de eso que se dio en llamar Nuevo Rock Americano.




miércoles, 11 de junio de 2014

SEVERAL SHADES OF WHY


El amor, el desamor, los anhelos; el extrañamiento ante la vida, en definitiva. El corazón folk de las canciones, claro. Todo eso ya estaba ahí antes, camuflado (¿escondido?) bajo los muros de distorsión que forman la dura y escamosa piel del Dinosaurio Hijo. Pero, ¿y la ternura?, quizá también llevase ahí todo el tiempo mientras en vano intentábamos no perdernos en pleno corazón de la tormenta eléctrica; de todos modos, cuando llegó a nosotros el primer disco acústico de J Mascis (al menos el primero grabado en estudio) la pudimos sentir, y de qué manera. Las 10 canciones que dan forma a Several Shades Of Why -registradas cuatro años después del glorioso retorno de la formación original de Dinosaur Jr.- podrían ser la respuesta a la, por entonces, reciente paternidad del indiscutible líder de los artífices de Bug (echemos un vistazo a la preciosa portada del álbum) o tal vez sea cosa nuestra que, desarmados ante tanta belleza, buscamos cualquier explicación. Con la inestimable ayuda de colegas como Kurt Vile, Sophie Trudeau (Godspeed You! Black Emperor) o Ben Bridwell de Band Of Horses, Mascis entrega un cancionero cincelado por el atemporal sonido de las guitarras acústicas (con sorprendentes fogonazos eléctricos como la coda que cierra "What Happened" y, de paso, el disco) y su voz quejumbrosa -incluso bobalicona- de adolescente protestón. Como si de un After The Gold Rush del siglo XXI se tratase, tonadas de espíritu trobador se pasean entre Nick Drake y el folk inglés (las cuerdas que visten el tema homónimo), los aromas de Laurel Canyon y el sonido de la Costa Oeste (los coros y armonías de "Not Enough", los preciosos punteos de la todavía más preciosa "Is It Done") y por supuesto, el Neil Young más desgarrado ("Very Nervous And Love"). Simplemente apuntes, nombres, para enmarcar este emocionante, hermoso e íntimo viaje musical que, volviendo a las líneas con las que dábamos comienza la entrada, transita a la vez -como la vida- entre la tristeza y la alegría.


viernes, 6 de junio de 2014

MIS 10 DE...


1) On The Corner (Miles Davis)
2) Head Hunters (Herbie Hancock)
3) Get Up With It (Miles Davis)
4) Straight Life (Freddie Hubbard)
5) Alive! (Grant Green)
6) Ethiopian Knights (Donald Byrd)
7) Fat Albert Rotunda (Herbie Hancock)
8) Root Down: Jimmy Smith Live! (Jimmy Smith)
9) Power Of Soul (Idris Muhammad)
10) He's Coming (Roy Ayers Ubiquity)

domingo, 1 de junio de 2014

GRANT GREEN ALIVE!


Tras un hiato de varios años, en 1969 Grant Green volvía a la que había sido su casa durante toda su carrera musical (Blue Note) para iniciar una segunda etapa caracterizada -al igual que la de otros veteranos de la escena jazzística como Donald Byrd- por la apertura a los sonidos que estaban haciendo época, caso de ese terremoto que de la mano de James Brown había removido los cimientos de la música popular negra y que había sido bautizado como funk. Estos veteranos entendían que no había nada de malo en dar a un público potencial ávido de diversión lo que éste esperaba y demandaba. Con esta intención público -y músicos- se acercaron al club Cliché Lounge, en Newark, una lejana noche del 15 de agosto de 1970. El guitarrista de Saint Louis se presentaría acompañado de Claude Bartee al saxo tenor, Ronnie Foster al órgano, el incomensurable Idris Muhammad a la batería, William Bivens al vibráfono y Joseph Armstrong a las congas. Dejando bien claras sus intenciones al abrir con una recreación del tema de Kool & The Gang, "Let The Music Take Your Mind", los seis intérpetres se hacen, gracias a su vibrante e infecciosa relectura, no sólo con las mentes de los oyentes sino también con sus cuerpos. Tomados entonces como rehenes llega un merecido descanso con "Time To Remember", original de Neal Creque, quien sustituye en los teclados a Ronnie Foster para defender su composición -todo intimidad- coloreada por la sutil digitación de Green y el sonido del vibráfono de un William Bivens erigido en estrella del número. El club propiedad de Charlie Langston volverá a incendiarse cuando, sostenido por la milimétrica precisión y el sentido del ritmo de Idris Muhammad (que nadie lo dude, uno de los mejores bateristas de la historia) de inicio la celebre "Sookie Sookie" de Don Covay; se suceden los solos de guitarra, primero, saxo después y, en tercer lugar, órgano, saludados con una oleada cada vez más incontrolada de aullidos y vítores. El momento estrella de la noche. Planteada como homenaje a Wes Montgomery, de ahí que cuente con los solos más extensos del autor de Idle Moments"Down Here On The Ground", con su atmósfera relajada y cinematográfica -no podía ser de otra forma tratándose de una composición de Lalo Schifrin- pone fin a la velada. Velada de la que dudo que alguno de los asistentes, de vuelta a New Jersey, pudiera sentirse mínimamente defraudado; como no lo estará cualquier enamorado a la música interpretada sobre las tablas que se acerque por primera vez a este Alive!.