"Pero ¿es esto rock? (...) ¿qué importancia tiene eso?"
(Gonzalo Aróstegui Lasarte)
Desandando el camino emprendido por el rock n' roll (anglosajón básicamente) desde la década de los 50 para emprender el suyo propio -y el cual recorrerán en algún momento, y cada uno a su manera, desde Eno a Radiohead pasando por Sonic Youth o el punk más libérrimo- la banda alemana entregaba en 1971 su segunda referencia, un doble elepé de desconcertante portada que respondía al nombre de Tago Mago. "Paperhouse" y "Mushroom", de atmósfera mágica y misteriosa el primero y de ominoso sonido industrial el segundo, son los temas que abrían el álbum. Desplegándose en un bucle sin principio ni final, "Oh Yeah" y "Halleluhwah" (cuyo hipnótico pulso funk nos hace pensar en el On The Corner de Miles Davis); la voz de singular capacidad expresiva del vocalista de origen japonés Damo Suzuki, del susurro tántrico al histerismo, la energía en constante transformación de la base rítmica conformada por el baterista Jaki Liebezeit y el bajista - y "montador"- Holger Czukay, la guitarra de Michael Karoli y los teclados de Irmin Schmidt rompiendo una y otra vez las expectativas del oyente. Avant-garde, la llamada música concreta, Stockhausen, free jazz, muchos son los conceptos, nombres y etiquetas que salen a relucir cada vez que aparece el nombre de Can (yo me atrevería a hablar de tribalismo) pero todos ellos se quedan en meras enumeraciones categóricas cuando llegamos a "Aumgn" y "Peking O" y el cúmulo de sensaciones que provocan: del deleite al asombro y la irritación; desdibujando el concepto de canción. Cerrando los casi 75 minutos de Tago Mago como si de un consuelo - o una recompensa- se tratara, la belleza propia de una pieza de cámara pop de "Bring Me Coffee Or Tea". Hay obras que delimitarían la frontera entre el pasado y el futuro de la música pop(ular), con este disco Can irían más allá proyectándose directamente en un futuro por llegar.
(No podía ser de otra manera, esta entrada está dedicada a Gonzalo, "culpable" de inocularme el virus de Can...gracias!!!)
Lo que no consiga Gonzalo, no los tengo demasiado controlados, pero suenan de miedo y tienen veneno para envenenarnos a todos en cuanto nos descuidemos, buena reivindicación Coop. Un abrazo y buen fin de semana.
Breve, pero exacto, Agente. No se puede describir mejor una obra de la importancia y belleza de "Tago Mago". Buen apunte el de "On The Corner", no creo que Davis conociera el disco de Can al grabar el suyo, pero está claro que en ambos está el funk y Stockhausen. Me gustaría también aprovechar tu entrada para revindicar a M. Karoli, un guitarrista apasionante que jamás aparece en ninguna lista de los mejores de la historia del rock.
La verdad es que suenan un poco peculiares. Difícil catalogar a esta gente. Me gusta más la segund aparte de la canción. Hasta ahora nada sabía de ellos.
Palabras mayores. Hay que reconocer que algunas piezas de este disco, como de algunos otros de Can, tal vez hayan quedado desfasadas: es el precio de ser vanguardista. Pero esa utilización de la voz como un instrumento más (en eso salieron ganando con la sustitución de Mooney por Suzuki) era una opción realmente novedosa en aquella época. Y sí, totalmente de acuerdo con don Gonzalo: del fallecido Karoli parece que no se acuerda nadie. Como lo que mola son los punteos interminables hacia ningún sitio, pues claro...
Esto es rock, no tengo dudas, gran Agente. Una barbaridad de disco. Obra maestra absoluta. A mí Gonzalo me inoculó hace unos meses la pasión por "Ege bamyasi" al que nunca le había hecho casi caso por culpa de la grandeza del "Tago mago". Abrazos.
Lo que no consiga Gonzalo, no los tengo demasiado controlados, pero suenan de miedo y tienen veneno para envenenarnos a todos en cuanto nos descuidemos, buena reivindicación Coop.
ResponderEliminarUn abrazo y buen fin de semana.
Tambien le dedique un post en su dia!Un grupo que es una ventana a otro universo!
ResponderEliminarA+
Breve, pero exacto, Agente. No se puede describir mejor una obra de la importancia y belleza de "Tago Mago". Buen apunte el de "On The Corner", no creo que Davis conociera el disco de Can al grabar el suyo, pero está claro que en ambos está el funk y Stockhausen. Me gustaría también aprovechar tu entrada para revindicar a M. Karoli, un guitarrista apasionante que jamás aparece en ninguna lista de los mejores de la historia del rock.
ResponderEliminarGracias por la dedicatoria.
Un abrazo.
La verdad es que suenan un poco peculiares. Difícil catalogar a esta gente. Me gusta más la segund aparte de la canción.
ResponderEliminarHasta ahora nada sabía de ellos.
Saludos.
Palabras mayores. Hay que reconocer que algunas piezas de este disco, como de algunos otros de Can, tal vez hayan quedado desfasadas: es el precio de ser vanguardista. Pero esa utilización de la voz como un instrumento más (en eso salieron ganando con la sustitución de Mooney por Suzuki) era una opción realmente novedosa en aquella época. Y sí, totalmente de acuerdo con don Gonzalo: del fallecido Karoli parece que no se acuerda nadie. Como lo que mola son los punteos interminables hacia ningún sitio, pues claro...
ResponderEliminarEsto es rock, no tengo dudas, gran Agente. Una barbaridad de disco. Obra maestra absoluta. A mí Gonzalo me inoculó hace unos meses la pasión por "Ege bamyasi" al que nunca le había hecho casi caso por culpa de la grandeza del "Tago mago". Abrazos.
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