miércoles, 1 de agosto de 2012

CRUCE DE CAMINOS (II)

Boomer´s Story: segundo disco consecutivo en el mismo año (1972) y primero de una serie de trabajos superlativos que no deberían faltar en la discoteca de ningún amante de la música americana de raíces. Repitiendo de nuevo en los controles con Lenny Waronker y Jim Dickinson, buena parte del álbum fue registrado en los Ardent Studios de Memphis y en Muscle Shoals a lo que si le añadimos, como en Ry Cooder es habitual, una lista de músicos que tira de espaldas y que incluye a Randy Newman, Jim Keltner, Milt Holland, Dan Penn o el bluesman Sleepy John Estes (a quien se tributa con dos temazos de su puño y letra como "Ax Sweet Mama" y "President Kennedy") explica por sí solo la grandeza de esta obra atemporal. Difícil resulta destacar algún tema por encima de otro así que hoy tocan la tradicional "Rally `Round The Flag", guiada por el "perezoso" piano de Newman, los arreglos dixieland (cortesía de George Bohanon) del espiritual "Comin´ In On A Wing And A Prayer", la fronteriza "Maria Elena", que encajaría sin problemas en una película de Peckinpah o la osada (por instrumental) versión de "The Dark End Of The Street" donde las notas de la slide van cayendo como lágrimas sobre la partitura de la imperecedera y emocionantísima composición de Penn y Moman.


Paradise And Lunch: a pesar de que objetivamente no se pude decir que la portada del cuarto álbum de Ry Cooder, editado en 1974, sea lo que se dice bonita yo le tengo cariño; será su aire artesanal o que me hace pensar en el anuncio de algún cinematográfico bar de carretra situado en la frontera con México donde toda clase de gangsters y fugitivos acuden a "llenar el buche" antes de cruzar Río Grande ("peliculero" que es uno). Centrándonos en la música hay que rendirse una vez más ante la capacidad de Cooder para reinventar y hacer suyas gracias a su talento como arreglista cualquier tema, sea éste un viejo blues de los años 30, un oscuro tema folk perdido en el tiempo o, como en el caso del "It´s All Over Now" de Bobby Womack, un tema soul agitado (el cóctel de la portada!) hasta servirlo a ritmo de calipso. El elgante R&B de "Tattler", coescrito por el mismo Cooder y el productor Russ Titleman o las definitivas relecturas del gospel "Jesus On The Mainline", vestido con unos increíbles vientos a lo Nueva Orleans, o la swingeante "Dittty Wah Ditty" (ese piano de Earl Hines hay que oírlo para creerlo) hacen de Paradise & Lunch uno de esos discos para llevarse a una isla desierta.

lunes, 23 de julio de 2012

FUNKTABULOSO

Yo a lo mio...¿quién necesita "americana" teniendo "africana"? Esto podéis encontrarlo junto a otras ambrosías en el recopilatorio World Psychedelic Classics 3: Love´s A Real Thing-The Funky Fuzzy Sounds Of West Africa.

¿No es más Funkadelic que Funkadelic?...¿no aparecen por ahí MC5?...como un viaje de ida y vuelta-y sin escalas-de Lagos a Detroit!!!!

lunes, 16 de julio de 2012

CRUCE DE CAMINOS (I)

Pocos discos me impactaron tanto en los últimos 12 meses como ese Pull Up Some Dust And Sit Down donde, sin perder de vista el pasado, Ry Cooder puso banda sonora a estos tiempos que vivimos por lo que ya era hora de devolverle el favor glosando, desde esta humilde tribuna, las excelencias de una trayectoria (aunque nos centraremos en su discografía 70´s) guiada por el incondicional amor a la música.

Ry Cooder: tras colaborar con gente como Taj Mahal, Captain Beefheart, su colega Randy Newman y, cómo no, los Stones, en 1970 ve la luz el primer y homónimo trabajo del guitarrista californiano. Un recorrido lleno de blues por caminos y carreteras de grava en compañía de músicos como Chris Ethridge o los little feat Ritchie Hayward y Roy Estrada (de hecho la inicial "Alimony" encajaría sin problemas en Sailin´ Shoes). Composiciones de Woody Guthrie ("Do Re Mi"), Blind Willie Johnson (la sensacional versión instrumental de "Dark Is The Night" que cierra el álbum) o el ya mencionado Randy Newman (una "My Old Kentucky Home" que ese mismo año aparecía en el disco del autor de "Short People", 12 Songs donde a su vez participaba el propio Cooder) comparten espacio con el original "Available Space". Un trabajo con olor a habitación de motel destartalado y sabor a polvo en la garganta que desprende feeling por los cuatro costados; y quien no se lo crea tan solo tiene que pinchar cortes como "Police Dog Blues" o "How Can A Poor Man Stand Such Times And Live?".


Into The Purple Valley: al comienzo de la película de Hal Ashby Bound For Glory, aquí titulada Esta Tierra Es Mi Tierra, una tormenta de arena (estamos en los años de las grandes sequías del Dust Bowl) amenaza el hogar de un pintor de carteles de nombre Woody Guthrie quien tomará la decisión de abandonar las baldías tierras de Tejas en busca de un futuro mejor en los verdes y soleados campos californianos. Ese éxodo, que emprenderían muchos otros, es la inspiración para el que supuso el segundo álbum de Ry Cooder. Un ejercicio, producido por Lenny Waronker y Jim Dickinson, de recuperación de las canciones que pusieran banda sonora a ese viaje. Viaje que se inicia al son de "How Can You Keep Moving (Unless You Migrate Too)" y termina precisamente con el oscuro "Vigilante Man" del propio Guthrie. Entre medias, magistrales relecturas del "Hey Porter" de Johnny Cash, el "Money Honey" que popularizara Elvis 16 años atrás o el aroma tropical de "F.D.R. In Trinidad" para un disco donde la slide y la mandolina de nuestro protagonista nos invitan a patear el suelo mientras seguimos su sincopado ritmo.

martes, 3 de julio de 2012

SOUND OF LIES


A pesar de que hoy en día Mark Olson reconozca que de encontrarse de nuevo en una situación semejante actuaría de forma diferente, el hecho es que en 1996 tomaba la decisión de abandonar la hasta entonces banda de su vida, The Jayhawks y aunque seguro que muchos fans hubieran preferido que la aventura se acabase ahí, Gary Louris tomó la decisión de seguir adelante. Así, un año después veía la luz Sound Of Lies el cual, menuda sorpresa, no satisfizo a gran parte de los seguidores de los de Minneapolis (los fans son/somos egoistas y pensamos que los artistas deben responder a la imagen que de ellos nos formamos en la cabeza, imagen que por supuesto creemos "definitiva").

Sin Olson a su lado Louris se convirte en el motor creativo (con la puntual -y capital- aportación de Marc Perlman que coescribe varios temas, así como del por aquella nuevo batería Tim O'Reagan quien firma en solitario "Bottomless Cup") entregando un trabajo que por fuerza tenía que sonar distinto. Melancólico e introspectivo, a veces incluso oscuro, Sound Of Lies, digámoslo ya, es una obra maestra, el trabajo más ambicioso y sofisticado que jamás hubieran entregado. Canciones que se retuercen y doblan sobre sí mismas alargándose hasta el infinito ("Haywire", "Dying OnThe Vine") conviven con frágiles miniaturas como el tema homónimo; con la ayuda del coproductor Brian Paulson no temen experimentar en el estudio ("Poor Little Fish") mientras abigarrados arreglos de mellotron y cuerdas (esos violines sobre los que se mece "Stick In The Mud") zozobran entre la energía de unas abrasadoras guitarras ("Big Star").

Sí, Sound Of Lies, sonaba distinto...era distinto, pero lo que no cambiaba eran esas melodías deslizándose por un tobogán ("Think About It") y la belleza insondable, cojamos al azar "Trouble" o "It´s Up To You", atravesando unas canciones llenas de sueños rotos y paraísos perdidos, de amargas súplicas y apuestas que salieron mal.

viernes, 22 de junio de 2012

PARALLEL LINES


Con su tercer álbum Blondie tomaron al asalto las tiendas de discos así como las emisoras de radio a ambos lados del Atlántico (hoy resulta incluso extravagante leer que una banda llegaba a vender millones de discos) y es que con un comienzo como el que forman la trilogía de temas inicial no era para menos. "Hanging On The Telephone" (no está de más recordar que la original pertenecía a The Nerves), "One Way Or Another" y "Picture This", con Debbie Harry cantando ahora de manera dulce ahora de forma estridente, aunque siempre lúbrica, hacen saltar chispas. En contraposición con el sonido menos colorista de su debut, Mike Chapman lleva a los neoyorquinos hacia terrenos decididamente pop pero no exentos de riesgo como la atmosférica ensoñación espacial (cortesía de Robert Fripp) con la que se presenta "Fade Away And Radiate" o las guitarras a todo volumen del pastiche (dicho en este caso sin ánimo peyorativo) cuasiprogresivo de "I Know But I Don´t Know". Más singles bombásticos como "Sunday Girl" y, sí, "Heart Of Glass" que derriba cualquier prejuicio con la frágil y sexy interpretación de la rubia vocalista y el más que convincente ritmo disco que imprimen Clem Burke y Niggel Harrison. A (re)descubrir junto a las anteriores, perlas como la inocente "Pretty Baby", la urgencia de "Will Anything Happen", una "Gonna Love You Too" que traslada las playas californianas a pleno centro de Manhattan, el perfecto broche de oro que significaba "Just Go Away" ( en el que una altiva Debbie Harry nos despide al ritmo de "don´t go away sad/don´t go away mad/just go away") o mi favorita, "11:59", adictiva con ese teclado encantadoramente kitsch y esa coda, irresistible invitación a dar palmas toda la noche.

Parallel Lines puede que no cuente con el "pedigrí" (al menos para el público más cerril, ya sabemos que hay quien rechaza el éxito masivo per se) de todo un Rocket To Russia pero junto a la obra maestra de los Ramones, los primeros discos de The Undertones, The Jam y Elvis Costello o el Singles Going Steady de los Buzzcocks conforma un poker (o repoker) imbatible donde el punk, el pop salido del Brill Building o la melodía perfecta a lo British Invasion se daban la mano para ir más allá del escupitajo a las primeras filas y el "muere joven y deja un bonito cadáver", sustituyendo crestas y mugre por elegantes zapatos mod, parkas o corbatines (bueno, y cazadoras de cuero).

viernes, 8 de junio de 2012

THE KINK KONTROVERSY


Editado en Noviembre del 65 el tercer elepé de los Kinks tiene algo de adios, de fin de ciclo; pronto verían la luz un single como el que encabezaría la vitriólica "Dedicated Follower Of Fashion", con ese ojo clínico de Ray Davies para los arquetipos, y ante todo, Face To Face, el álbum que cambiaría para siempre el Universo Kink, poniéndolo patas arriba.

Por eso cada vez que suena esa crudérrima versión de "Milk Cow Blues", cocinada vuelta y vuelta, con el interior bien sangrante, me invade esa sensación de despedida. Sensación que se acentúa cuando lo que a continuación llega a nuestros oídos son los delicados y evocadores acordes acústicos de "Ring The Bells", adelantándose a ambrosías venideras como "Waterloo Sunset". "Gotta Get The First Plane Home", al igual que "The World Keeps Going Round" o "What´s In The Store For Me" son inequívocamente sixties...y británicas. "When I See That Girl Of Mine" estará siempre ahí para recordarnos lo que se sentía al ser un adolescente enamorado. Geniales y excéntricas, "I Am Free" y "I´m On A Island", confirmando que algo se cocía en las cabezas de los Davies. Inmunes al paso del tiempo, inmortales, "Till The End Of The Day" y "Where Have All The Goods Times Gone" con su pertinente pregunta a la que nos guía un dylaniano fraseo. Cerca del punto final, nuevos momentos de crudeza como el riff escupido sin masticar de "It´s Too Late" y esa subestimada gema que responde al título de "You Can´t Win".

Nada volvería a ser igual; la máquina echa humo, el tren se pone en marcha, próxima parada: el olimpo del rock n´ roll.


viernes, 1 de junio de 2012

PLEASANT DREAMS


Si para End Of The Century los Ramones acudieron al mago creador del "muro de sonido", para su siguiente plástico el excéntrico Phil Spector dejaría su sitio a otro pope como el británico Graham Gouldman, compositor de éxitos para iconos de los 60 como The Hollies, y miembro de la banda 10cc.

Y si bien de la mano del productor nacido en el Bronx alcanzarían su mayor éxito comercial hasta la fecha, la frustración por un estrellato y una aceptación que no llegaban seguía ahí. El himno que abre el álbum, "We Want The Airwaves", sería la mejor forma para canalizar y exorcizar un resentimiento que hacía mella especialmente en Joey Ramone. Son Dee Dee y el espigado vocalista quienes se reparten los créditos de todos los temas de Pleasant Dreams cuando hasta la fecha éstos correspondían a la banda en su conjunto en un vano intento de que los egos no se impusieran. La primera aportación del bajista es la noctámbula oda a Nueva York "All´s Quiet In The Eastern Front" que da paso a un clásico de nuevo cuño, el caramelo envenenado de impagable título "The KKK Took My Baby Away". La producción envuelta en algodón de ázucar de Gouldman acerca como nunca a Joey a su sueño de convertirse en una Ronnie Spector (la sixties "Don´t Go").

Una acerada "You Sound Like You´re Sick" y la declaración de principios nuevaolera "It´s Not My Place (In The 9 To 5 World)" nos conducen a uno de los mejores inicios de Cara B de la discografía ramoniana, "She´s A Sensation" y "7-11", la clase de canciones que sabes que no te podrás quitar de la cabeza una vez llegan a tus oídos. "You Didn´t Mean A Thing" y "Come On Now" ahondan en ese contraste entre lo festivo y lo lúgubre (a pesar del embriagador perfume pop que lo inunda y de sus referencias explícitas a Roger Corman o los Beach Boys hay un ligero manto de oscuridad amenazante en más de un momento del disco). El penúltimo corte, "This Business Is Killing Me", viene a reafirmar que nunca Joey cantó mejor que aquí; un sencillo y genial arreglo de guitarra dispara al corte que nos despierta de este placentero sueño, "Sitting In My Room", directo al cerebro.

Obra menor para unos y de culto para otros, desde Long Black Limousine nos limitaremos a decir que el sexto elepé de la banda de Queens brilla hoy aún más que hace 30 años.